viernes, abril 25, 2025
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los planes de Eduardo Costantini y Rodrigo Moura, el nuevo director del museo


Varias sorpresas puede encontrarse el visitante asiduo a las salas del Malba estos días. Algunas de las obras de Tercer Ojo, la muestra que reúne piezas de la colección del museo y otras de Eduardo Costantini, su fundador, fueron reemplazadas porque unas 170, muchas de sus joyitas, viajaron para una gigantesca muestra en el Museo Nacional de Qatar, donde por primera vez se exhibe arte latinoamericano en esta dimensión.

“Malba es el modelo para pensar el arte y la cultura del siglo XX y el XXI en América Latina en un museo importante de Asia”, afirma a Clarín Rodrigo Moura, flamante Director Artístico de Malba, sobre la magnitud de LATINOAMERICANO, la muestra que inaugura el 20 de abril. Aunque el brasileño Moura no participó de la curaduría de esta expo, entre sus objetivos en el nuevo rol está la internacionalización del museo, su vínculo con instituciones globales, además de darle su impronta, que comparte en esta diálogo junto a Costantini.

Recién establecido en Buenos Aires junto a su familia, Moura comenzó a conocer a los líderes de los equipos dentro del museo, que tiene planes de expansión: acaba de inaugurar la segunda exposición en Malba Puertos, en Escobar, y se encamina a celebrar sus 25 años de vida, acontecimiento para el que preparan un nuevo guión para la colección permanente, entre otras cosas. Pero es un museo argentino.

Moura, flamante director artístico de Malba, durante la presentación de la exposición LATINOAMERICANO que abre el 20 de abril en Qatar. Moura, flamante director artístico de Malba, durante la presentación de la exposición LATINOAMERICANO que abre el 20 de abril en Qatar.

“Malba tiene su déficit que es oscilante, al compás de los avatares de la economía argentina”, confirma Eduardo Costantini, desarrollador y coleccionista. “Estamos en un déficit récord, en el consolidado tenemos 4 millones y medio por año y tratamos de hacer lo mejor sin interrumpir la calidad del Programa Malba”, agrega, atento a aclarar que “los museos siempre pierden plata”.

En los planes de Costantini está la creación de un fondo que le permita a Malba funcionar entre 15 y 20 años, período de transición hacia un museo de financiación mixta o más plural, con el aporte de familias y empresas. “Todos deseamos que Malba perdure en el tiempo,y que crezca, aunque trae consigo un mayor presupuesto”. La conversación siguió así.

-Eduardo, ¿y cuál es el rol de Rodrigo en este proceso de crecimiento?

-Nos habíamos quedado sin director artístico en Malba. Rodrigo como director es una persona que tiene más seniority, más peso específico y antecedentes, pero también una visión más global, en perspectiva, que el Malba necesita para jerarquizar sus programas. El director también coordina los programas de literatura, de cine independiente, de educación, de edición de libros. Con Malba Puertos, el trabajo de coordinación se hace más complejo y sofisticado.

Costantini junto a una pintura de Remedios Varo de su colección. (Martín Bonetto) Costantini junto a una pintura de Remedios Varo de su colección. (Martín Bonetto)

Pero hay otra función. Rodrigo tiene un conocimiento acabado de la escena de museos internacionales y queremos que Malba tenga mayor visibilidad internacional y aún mayor contacto con otros museos. Entonces dimos con Rodrigo, que además tiene una cultura no tanto como curador, que lo es, sino como director. Él piensa institucionalmente y articula con un equipo, porque viene de ahí, en Inhotim, en el MASP y en el Museo del Barrio de Nueva York.

-Rodrigo, ¿y por dónde comenzaste?

-Fue una sorpresa porque llegué a Malba y estaba todo menos yo. Entonces fui a conocer el edificio, la colección, los espacios, el programa, un equipo que estoy conociendo todavía. Es un desafío enorme, pero también una posibilidad muy excitante para desarrollar un trabajo institucional.

El equipo en general está muy formado, y con mucha calidad profesional. Lo que va a tardar un poco es tener visiones macro, de estrategia, para el museo. Pero llego en un momento muy auspicioso y muy bonito de la historia de la institución que son los 25 años de fundación. Y para esto hay que pensar acciones importantes desde el punto de vista de la fruición del público, pero también que nos ayuden a reposicionarnos en el panorama global.

-La exposición en Qatar es una iniciativa que va en ese sentido, justamente.

-Estoy feliz de representar al museo en este marco, pero es un proyecto de Marita García con el curador del Museo Nacional de Qatar, Issa Al Shirawi, que lo hicieran a cuatro manos, porque es la primera vez que se representa a América Latina con una colección tan importante en un espacio museológico en Asia. Eso no había sucedido antes.

No solo es una cosa de Malba, pero Malba es el modelo para pensar el arte y la cultura del siglo XX y XXI en América Latina en un museo importante en Asia. A partir de la colección de Malba y de la historia de arte que se cuenta desde de este museo.

La curadora Alejandra Aguado; el director del Malba, Rodrigo Moura; la coordinadora de Malba Puertos, Eleonora Jaureguiberry y Teresa A.L. Bulgheroni, presidenta del Consejo de Administración del museo durante la inauguración de tres muestras en Malba Puertos. Foto: Alejandro Guyot, gentileza Malba.La curadora Alejandra Aguado; el director del Malba, Rodrigo Moura; la coordinadora de Malba Puertos, Eleonora Jaureguiberry y Teresa A.L. Bulgheroni, presidenta del Consejo de Administración del museo durante la inauguración de tres muestras en Malba Puertos. Foto: Alejandro Guyot, gentileza Malba.

-Teniendo en cuenta tu visión internacional, ¿cuál es el interés en el arte latinoamericano? ¿Qué mensaje puede llevar esta exposición?

-Lo más importante es una visión de los procesos modernistas desde fuera de Europa y Norteamérica. Esa es la oportunidad que Malba ofrece, en gran parte gracias a la visión de Eduardo, de haber intuido, adelantándose a su tiempo, al poner una colección de obras ejemplares por su calidad en perspectiva histórica del periodo moderno en América Latina.

Esto antes se hacía de manera muy fragmentaria en los museos, sobre todo en Estados Unidos. Pero en la región misma no había un museo que coleccionara arte latinoamericano.

-¿Tiene un encanto este período en sí, o es por su forma de contar la historia?

-Porque la gente está acostumbrada a ver la historia contada desde Europa, y desde América Latina es otra. Sucede en cada exposición, pero cuando se lleva la colección a otro centro de arte, que está en Oriente Medio, donde viaja gente de todo el mundo, es una oportunidad renovada de hacerlo, con otra perspectiva.

-Eduardo, ¿fue fácil dejar que las obras se vayan?

-No, no son 170 obras. Formo parte, ahora con Rodrigo, del comité de programación y discutimos el contenido de la exhibición de Qatar. Y aunque tenemos una colección chica es de mucha calidad: Wilfredo Lam, Remedios Varo, Frida Kahlo, Diego Ribera. Le hemos cortado un brazo, pero agosto regresa, por suerte.

Frida Kahlo, Autorretrato con chango y loro, 1942. Colección Malba.Frida Kahlo, Autorretrato con chango y loro, 1942. Colección Malba.

-Rodrigo, ¿qué medidas crees que podrías implementar en el corto/mediano plazo en Malba?

-Creo que traigo algunas cosas internas de perspectiva, como mencionó Eduardo. Pero algo que sí aporto es una experiencia con arte contemporáneo, es decir, trabajar con artistas vivos y en términos de colección, de desarrollo de proyectos y de exposiciones. Y hacerlo desde el punto de vista del sur global. En Inhotim he trabajado con artistas como Helio Oiticica y Víctor Grippo (con sus familias), Cildo Meirelles, Doris Salcedo, Jorge Macchi, incluso artistas más jóvenes como Carlos Garaycoa de Cuba.

El otro es también un poco pensar qué significa seguir esta visión original del canon moderno latinoamericano en los días de hoy. Que sería coleccionar, representar, narrar esta historia, cuando tenemos mucha más conciencia de nuestra condición colonial, cuando el arte de los pueblos originarios se torna un tema muy importante.

No se puede comprender más la formación del territorio, de la cultura y del arte sin la perspectiva de los pueblos originarios, ni de las mujeres, sin todas las discusiones de género, por las cuales Argentina es tan conocida internacionalmente. Todo eso también está en el horizonte de pensar un museo de arte latinoamericano de hoy. La obra de Frida Kahlo, por ejemplo, sigue inspirando a los artistas por su brutal actualidad. Esa es la responsabilidad del director de un museo como este, que tiene obras de Frida, una artista más viva que nunca. Que tiene más culto hoy que cuando estaba viva.

Pero lo indígena es igualmente importante. Estuvimos en la Bienal de Venecia con Eduardo y estaban ahí artistas del amerindios del continente que hoy producen obras que son fundamentales para las colecciones. No se puede más hablar del contemporáneo sin estas voces.

El artista Guillermo Kuitca en su exposición en Malba. (Foto: Maxi Failla)El artista Guillermo Kuitca en su exposición en Malba. (Foto: Maxi Failla)

-¿Sobre las exposiciones qué nos podés adelantar?

-Este año la exposición de Guillermo Kuitca ofrece un recorte muy preciso sobre su obra. Después vamos a tener una exposición antológica de Liliana Porter, una artista que habla de muchos temas muy actuales como la diáspora. Luego, una exposición en colaboración con Pinacoteca de San Pablo, Pop Brasil, de pop brasileño, un periodo de mucha efervescencia con la contracultura, con la tropicalia, con los cuestionamientos en la sociedad de los 60s y los 70s del arte brasileño, que coincide con intereses de colección. Siempre felicito a Eduardo por tener, por ejemplo, una artista como Wanda Pimentel, Claudio Tosi o Rubens Gerchman, que son estrellas de la colección desde hace muchos años. Y para 2026 estamos empezando un proyecto muy bonito y ambicioso de colaborar con varios equipos y curadores de la casa para hacer una nueva interpretación de la colección.

-Y la colección Costantini, Eduardo, ¿va a seguir este ritmo que llevamos ahora?

-Siempre va a ser una corrección ambiciosa. A veces se acelera el ritmo porque aparecen piezas metahistóricas, que nos emociona, nos motiva y también rompe nuestras finanzas.

-¿Hay alguna que estés persiguiendo?

-Hay un artista que persigo desde hace tres o cuatro años y justo ayer me ofrecieron una obra espectacular pero ya tenemos obra y tiene un valor muy elevado, pero es muy interesante. La semana pasada decidimos la compra de una obra de Claudia Andújar.

RM: Una obra muy especial de 1973 de la fotógrafa con quien trabajé en Inhotim, hice su pabellón permanente ahí. Había una pieza que ya tenía colgada en su espacio de trabajo, en su departamento en San Paulo, muy experimental con acrílico y muy conectada con las experiencias visuales, sensoriales, materiales que hacía en ese entonces. La obra nunca había salido de la casa de Claudia, ni siquiera para una exposición.

-¿Y para la colección Malba?

-La colección Malba sigue muy bien con el comité de adquisiciones. Incluso se hacen focos, enfoques anuales en temas. Sé que en años pasados han trabajado con artistas indígenas, un foco que estaría bien seguir, pero seguramente en el contexto del 25° aniversario estamos pensando en adquirir obras importantes, de gran escala, para integrar la colección.

Moura y Costantini en las salas de Tercer ojo, la muestra de la colección Malba + Costantini. (Martín Bonetto)

ENTREVISTA EDUARDO COSTANTINI + RODRIGO MOURA EN MALBA

Fecha y hora: 08/04/2025 15:30
Lugar: Malba

FOTOS MARTIN BONETTO - FTP CLARIN BON05977.jpg ZMoura y Costantini en las salas de Tercer ojo, la muestra de la colección Malba + Costantini. (Martín Bonetto)

ENTREVISTA EDUARDO COSTANTINI + RODRIGO MOURA EN MALBA

Fecha y hora: 08/04/2025 15:30
Lugar: Malba

FOTOS MARTIN BONETTO – FTP CLARIN BON05977.jpg Z

-Retomando la idea inicial de sostener el museo que hablaba Eduardo, ¿cómo lo ves desde tu perspectiva?

-Yo creo que es un privilegio. No solo en Argentina, trabajar en un museo en América Latina es un desafío enorme, por sus inestabilidades económicas y políticas. Así que trabajar en Malba, que tiene el compromiso con la estabilidad, es un privilegio, que la sociedad tenga permanentemente un museo estable.

-¿Para qué es importante tener un museo estable?

-¿Para qué sirve el museo a la sociedad? Para darle vida, perspectiva, para servirle de espejo, de negativo. Un espacio permanente para la imaginación de los artistas, para pensar el futuro, ¿no? Para pensar lo que no existe. Los artistas son antena.

EC: El museo es didáctico y es comunidad. El museo es centro y lo que nosotros deseamos es producir una vibración dentro del Malba, un cruce de todos los programas, sinergias. Y aparte ahí se produce como esa alquimia, es como un templo en la época contemporánea. Y eso se ve muy bien en las crisis, cuando la gente viene más. Se refugia más en un museo.

En las salas sobre la Abstracción se lucen decenas de obras latinoamericanas. El recorte despierta desensos: ¿Por qué se omite el capítulo virtuoso del arte concreto de Brasil, Venezuela y Argentina? En las salas sobre la Abstracción se lucen decenas de obras latinoamericanas. El recorte despierta desensos: ¿Por qué se omite el capítulo virtuoso del arte concreto de Brasil, Venezuela y Argentina?

-Comentaron la visita a la Bienal de Venecia, cuya última edición generó polémica, por la presencia de las narrativas no tan centrales. Pensando en los artistas como antena de la sociedad, ¿cómo vivieron esa experiencia dentro del esquema en que el museo cumple su misión?

RM: La Bienal ha sido un acelerador de algunas cuestiones que ya estaban circulando. Como la descentralización de las narrativas de la historia del arte y del sur global, que es romper con las narrativas hegemónicas. Esto siempre va a tener resistencia. Yo creo que la presencia indígena tan contundente, tan visible, causó polémica o resistencia. En los medios he leído críticas muy raras, que se ensañaban y decían cosas muy ofensivas.

El hecho más importante es que cuando uno plantea eso piensa en cómo sacar los artistas indígenas de la ecuación, como si ellos no estuvieran implicados, como si fuera una decisión de los curadores poner o sacar. Están porque quieren estar, como cualquier artista. Hay que parar de separar los artistas entre indígenas y no indígenas. Es importante decirlo, promoverlo. Eso fue lo que pasó con la reacción en la Bienal de Venecia. Pero creo que es una exposición que trajo cosas que ya estaban en muchas discusiones, en muestras menores, y es un proceso irreversible de nuestro tiempo.

-Una de las críticas era la cuestión identitaria, que estaba como por encima de otros valores artísticos.

-Pero me parece un sofismo, porque los valores que antes estaban son identitarios también. Los valores occidentales europeos se refieren a la identidad, aunque naturalizada. Pero no puede seguir siendo el único centro del mundo. El mundo tiene otros centros.



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