sábado, abril 26, 2025
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así podés lavar tu acolchado sin gastar de más



Con la llegada del otoño, volvemos a sacar del placard los acolchados, frazadas y colchas que nos acompañaron el invierno pasado. Pero si no los guardaste limpios, probablemente ahora necesiten una buena lavada. Aunque muchos piensan enseguida en llevarlos a la tintorería, lo cierto es que podés lavarlos en casa y dejarlos perfectos sin gastar de más.

Eso sí: no es cuestión de meter el acolchado al lavarropas y cruzar los dedos. Hay ciertos detalles que tenés que tener en cuenta para no arruinarlo. Desde revisar si tiene algún daño hasta cómo secarlo correctamente, estos trucos te van a servir para mantenerlo limpio y listo para usar, sin complicaciones.

Antes de hacer cualquier otra cosa, es clave revisar que el acolchado esté en buenas condiciones. Fijate si tiene costuras abiertas, hilos sueltos o algún agujero. Porque si el relleno se empieza a salir durante el lavado, puede trabarse en el tambor, romper el acolchado aún más o incluso afectar el funcionamiento del lavarropas. En ese caso, lo mejor es coserlo antes o llevarlo a un lavadero especializado.

Una vez que te aseguraste de que está en buen estado, el segundo paso es lavarlo solo, sin mezclar con ropa o toallas. Esto es fundamental para que el peso esté bien distribuido dentro del tambor y el lavado sea parejo. También ayuda a que el motor del lavarropas no se sobrecargue y se prolongue su vida útil.

El tipo de lavado también influye. Lo más recomendable es elegir un programa de carga media con agua fría o tibia. Aunque se trate de una prenda voluminosa, este tipo de ciclo es menos agresivo con las telas y suficiente para remover la suciedad acumulada. Evitá usar programas de lavado intensivo o centrifugado muy fuerte, ya que pueden desgastar el tejido exterior o mover demasiado el relleno interno.

Una vez terminado el lavado, pasamos a una parte clave del proceso: el secado. Para que el acolchado no junte olor ni se forme moho, es imprescindible asegurarse de que se seque completamente antes de volver a usarlo o guardarlo. Lo ideal es colgarlo al sol, extendido en lo posible, para que el aire circule por todas sus partes. Si no hay sol, se puede dejar en un lugar bien ventilado, pero siempre evitando doblarlo mientras esté húmedo.

Cuando llega el momento de guardarlo, ya sea porque terminó la temporada de frío o simplemente no lo usás a diario, es importante evitar el uso de aromatizantes líquidos o suavizantes. Estos productos, si no se enjuagan bien, pueden dejar manchas o residuos en la tela.

En cambio, una buena opción es colocar dentro del acolchado limpio unas hojas de laurel secas o un pedazo de jabón sólido. Estos elementos ayudan a conservar un buen aroma, alejan la humedad y previenen la aparición de insectos.

Con estos pasos simples, podés lavar y cuidar tus acolchados en casa sin necesidad de pagar una tintorería. El truco está en ser prolijo, respetar los tiempos de secado y elegir bien los productos. Así, el frío no te agarra desprevenido y tu cama sigue siendo el refugio perfecto durante el invierno.



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