jueves, octubre 10, 2024
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el escenario cordobés, ante una elección llena de grietas

Ed 232 © Pito Campos

El perfil renovado de la campaña post-PASO le agregó a la “defensa de los intereses de Córdoba” el ataque directo al Gobierno nacional y al “centralismo porteño”. Ilustración: Daniel “Pito” Campos.

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No me hagas calentar la oreja que me dan ganas de cagarlo a trompadas”. Luis Juez largó una carcajada después de las palabras con las que intentaba analizar, a pedido del periodista Nacho Otero de FM Metro, las palabras que Alberto Fernández había pronunciado en la improvisada reunión que había tenido con un grupo de intendentes cordobeses. Allí, el Presidente, visiblemente enojado con Schiaretti, les había dicho, palabras más palabras menos, que Córdoba debía dejar de “querer parecer algo distinto” e “integrarse a la Argentina”. También dijo que los dirigentes que chocaron el país eran “amigos” del gobernador y les agradeció a los “compañeros de Córdoba”. Ante una andanada de repudios que llegaron a contemplar presentaciones legislativas en la Unicameral y en el Concejo, habilitaron una respuesta de la portavoz oficial respecto de la “polémica”, el Frente de Todos mediterráneo acusó operación. Olga dijo que Schiaretti “siempre juega para Cambiemos”, Caserio dijo que la Nación nunca discriminó a Córdoba y que Juez “es un payaso”.

A grosso modo, así comenzó la última etapa de la campaña en Córdoba. Un sprint final que “se picó” demasiado y que no favoreció mucho a nadie. Más bien, parece haber fortalecido al que menos perjudicó.

Según advierten la mayoría de los consultores que posan habitualmente su mirada sobre Córdoba, el resultado electoral del domingo será una foto de los últimos meses que comenzará a disolverse en la madrugada del 15 de noviembre. Las razones son varias, por todos los espacios reconocidas, con la pizca de cordobesismo recargado que el gobernador Juan Schiaretti lanzó al plato después de las primarias.

Vigo De la Sota
La campaña “Ellas” del oficialismo provincial contó con el impulso del propio gobernador Juan Schiaretti.

La nueva grieta

El perfil renovado de la campaña post-PASO le agregó a la “defensa de los intereses de Córdoba” que Hacemos por Córdoba había levantado durante todo el primer tramo electoral, el ataque directo al Gobierno nacional, nombrado como “kirchnerismo”, y al “centralismo porteño” que generó una nueva disputa entre el cordobesismo y la administración nacional que se elevó a niveles inéditos. La disputa discursiva entre militantes y funcionarios alcanzó a los referentes centrales de ambos espacios.

Así, Schiaretti y Fernández se trenzaron en una discusión que pareció tener más que ver con el reacomodamiento futuro del peronismo que con la elección del fin de semana. A sabiendas de eso, ni los referentes locales ni los nacionales de Juntos por el Cambio se metieron en la pelea. La miraron desde afuera, chicanearon, arrojaron sales en las heridas correspondientes y sacaron su propio provecho. “No fue necesario meterse en esa pelea, nosotros mantuvimos la crítica al kirchnerismo desde el primer momento, Schiaretti la sobreactuó”, advierte uno de los referentes del PRO en esta última parte de la campaña que también señala que “la gente la tiene clarísima”. “Los legisladores de Hacemos por Córdoba le votaron al Gobierno todas las leyes que habilitan las acciones que dicen combatir”, en ese sentido, desde la coalición opositora entienden que el peronismo provincial fortaleció el perfil antikirchnerista que se había impuesto en septiembre. No lo dicen, pero saben que ese viraje de la disputa los terminará favoreciendo.

En el peronismo cordobés no reniegan, ni mucho menos, de esa vuelta de tuerca discursiva que disfrazó a Schiaretti de una especie de Quijote federal capaz de reunir las voluntades de un conjunto de gobernadores que expresan su descontento “por lo bajo”. “Se discutió lo que nosotros queríamos discutir”, dicen en las filas de Hacemos por Córdoba a la vez que aseguran que “así estaba pensado, no hay casualidades”.

Pero el cambio cordobesista que puso la campaña sobre el nuevo eje, también sirvió al Frente de Todos para reunificar al espacio kirchnerista histórico que, al igual que otros sectores más identificados históricamente con la izquierda, venían reclamando una mayor “diferenciación” entre el oficialismo nacional y PJ provincial. 
Consultado al respecto, uno de esos dirigentes aseguró a La Nueva Mañana que “esta última parte de la campaña dejó en claro que la estrategia de mirar a otro lado cuando el Gobierno provincial arrasa absolutamente con todas las políticas y todos los derechos que tanto esfuerzo han costado no sirvió absolutamente para nada”. En ese sentido, también responsabiliza solapadamente a las autoridades nacionales que, en reiteradas oportunidades, han intentado un acercamiento con el schiarettismo. “Se comieron el sapo”, analiza lisa y claramente.

Caserio
Los analistas aseguran que el resultado electoral del domingo será una foto de los últimos meses que comenzará a disolverse en la madrugada del 15 de noviembre.

Juez De Loredo

Lo que vendrá

Lo único que confirmará la elección del domingo es que el Presidente, al menos en una cosa, tiene razón: Córdoba es “terreno hostil” para el kirchnerismo o cualquier cosa que se le parezca. Quizás ni siquiera haya que afinar la lectura en los números y sólo sirva volver a mirar hacia atrás la campaña, los resultados de las PASO (cuando casi el 90% de los electores concentró su elección por fuera de esa opción), y el cierre del tramo proselitista, que la lluvia unificó en la Capital ayer por la tarde.

Pero más allá de eso, la foto del 14 por la noche comenzará a modificarse casi de inmediato. La razón de esa escasa vida representativa se explica en otro de los discursos que se impusieron a lo largo de la campaña opositora: el electorado está cansado y empieza a señalar el rumbo que se confirmará en el 2023. En política argentina, eso es ciencia ficción.

Los analistas advierten que intentar proyectar el resultado hacia el 2023 configuraría un yerro en el que los referentes políticos no deberían darse el lujo de incurrir. El primer elemento son los antecedentes inmediatos, en los que la oposición se consagraba victoriosa en las elecciones de medio término mientras que los oficialismos no encontraban muchas dificultades para alcanzar reelecciones cada cuatro años. Durante la gestión Macri, el Gobierno no tuvo mayores problemas en arrasar electoralmente en 2017, pero el ex presidente de Boca se convirtió, dos años después, en el primer mandatario nacional en intentar una reelección sin conseguirla.

Si bien la historia reciente marca una tendencia, ese no es el único elemento para tomarle la temperatura política de lo que puede llegar a suceder a partir de las elecciones del domingo.  “La unidad”, se plantee desde donde se plantee, es el otro gran elemento para empezar a medir humores y amores de cara al camino hacia la renovación política que Córdoba experimentará en 2023.

Por el lado del peronismo, en todas sus vertientes, nada está definido aún en torno a la sucesión de Juan Schiaretti. En una de sus últimas apariciones, el ¿señalado? como su “sucesor natural”, Marín Llaryora, deslizó que le gustaría ver a un “Schiaretti Presidente en 2023”. Ese lanzamiento, que parece responder más a una necesidad de mantener el poder personal del actual mandatario en el seno del PJ cordobés que a un proyecto concreto, también aparece en el horizonte como una duda a despejar. En caso de que esa posibilidad esté siendo efectivamente analizada desde El Panal, la pregunta es ¿con quién? En esas puertas que se abren, aparecen los frentetodistas más abiertos al diálogo. Aunque Schiaretti se esté imaginando bien lejos de ese lugar. 

Del otro lado, Juntos por el Cambio deberá mantener la tensa calma lograda durante la segunda etapa de la campaña. A sabiendas que la discusión se abrirá, el corte de boleta también cumplirá un rol importante en la elección del domingo. En las PASO, De Loredo obtuvo unos siete mil votos más que Juez. En ese momento, eso explicó una preferencia que podría anticipar la discusión entre los socios opositores de cara al futuro. Como también sucedió en los armados del 2021, las ansias presidenciales de los diferentes referentes nacionales también empezarán a empujar para un lado o para el otro. En medio del nacimiento de esa grieta al interior de la grieta al interior de la grieta, Juntos por el Cambio intentará estirar el clima de euforia y no “chocar la calesita” apenas un rato después de la noche del domingo.

 

 

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