Tener un árbol frutal en tu jardín es una alegría: nos regala sombra, belleza y, claro, fruta fresca para disfrutar. Sin embargo, no siempre los cuidados que les damos alcanzan para que se luzcan como queremos. A veces, a pesar de regar, podar y esperar con paciencia, los frutos no aparecen o las hojas se ven apagadas y poco saludables.
Pero, ¿sabías que hay un secreto casero, heredado de las abuelas jardineras, que puede cambiar todo esto? No es magia, sino un sencillo procedimiento que combina ingredientes que todos podemos conseguir y que funciona como un verdadero potenciador natural para los árboles frutales.
Este abono casero es una receta clásica que une elementos que aportan nutrientes esenciales para las plantas. La base está en la combinación de ceniza de leña o carbón, borra de café y cal hidratada. Cada uno aporta minerales clave para que el árbol crezca fuerte, sano y con frutos abundantes.
Ingredientes que necesitás:
El procedimiento es muy simple: primero, mezclá en un recipiente grande la ceniza con la borra de café y la cal que previamente hidrataste. Después, agregá el agua y revolvé hasta que quede una preparación homogénea. Esta mezcla se usa como un abono líquido.
El secreto está en la constancia y en la forma de aplicar el abono. Con solo media botella (medio litro) por árbol y una frecuencia mensual, vas a empezar a notar que las hojas se ponen más verdes, las flores más abundantes y, lo más esperado, los frutos se multiplican.
Este método natural ayuda a mejorar la absorción de nutrientes del suelo y fortalece el sistema radicular. Además, es económico y ecológico, porque reutiliza materiales que solemos tirar.
Aplicá el abono preferentemente al atardecer o en días nublados para evitar que el sol queme las hojas recién abonadas. No te quedes con las ganas y probá este truco de las abuelas, que en pocas semanas puede transformar tu jardín en un verdadero vergel frutal.
