martes, abril 29, 2025
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Los secretos del único museo de Los Tres Chiflados en Iberoamérica



Una corbata con las caras de Moe, Larry y Curly fue el detonante. La vio en un negocio sobre Callao y Corrientes a mediados de los noventa y algo hizo “clic”. A partir de ese objeto, comenzó una búsqueda incansable que, quince años después, se transformó en «El Chifladoseo«, el único museo dedicado a Los Tres Chiflados en toda Iberoamérica. Su creador es ilustrador, caricaturista y, ante todo, un fan apasionado.

El Chifladoseo abrió sus puertas el 10 de abril de 2010 y cuenta con alrededor de 1.500 objetos en exhibición permanente, de una colección total de más de 3.700 piezas. A lo largo de los años el espacio acumuló desde cartas escritas de puño y letra por los actores hasta contratos, talones de pago que usaban para cobrar su salario, recortes periodísticos de época y todo el merchandising que se pueda imaginar. Pero más allá de lo que se encuentra en exhibición, entre las paredes recubiertas con láminas y fotografías de los chiflados se encuentra el deseo de compartir una pasión que marcó una vida.

“Yo veía a Los Tres Chiflados todos los mediodías por Canal 13. Almorzaba con ellos. Me enamoré a primera vista de su humor”, recuerda el dueño del museo, Diego Puglisi (52). Nacido en Don Bosco, se mudó de muy chico a Turdera y ahí vive hasta hoy, a 14 cuadras de su museo, ubicado del lado de Adrogué. Diego lleva quince años al frente del proyecto, resultado de un arduo trabajo de selección que le demandó tres años y medio.

Desde que comenzó a coleccionar en 1994, el creador del museo fue sumando objetos a través de subastas nacionales e internacionales, ventas online, grupos de coleccionistas, y hasta contacto directo con familiares de los comediantes. Uno de los momentos más emotivos de su trayectoria fue cuando recibió una carta de Joan Howard, la hija de Moe. “Intercambiamos cartas en los 90, después emails y en 2013 y 2015 viajé a Estados Unidos para participar en meetings del fan club. Allí conocí a familiares de todos los chiflados y también a actrices que trabajaron con ellos”.

Entre las piezas más valiosas se encuentra una cámara personal Minolta 16 mm que perteneció a Moe, con su estuche original y una etiqueta de equipaje manuscrita por él mismo. También hay afiches originales, firmas autografiadas, juguetes, juegos de mesa de 1959, cartas personales, guiones originales y una estatua de tamaño real de Shemp Howard, quien con su 1,63 cm , da la bienvenida al museo.

Cada objeto está preservado con materiales libres de ácido, siguiendo protocolos museológicos. “El ácido es el principal enemigo del papel. Por eso todo lo que se exhibe está tratado para que dure lo máximo posible”, explica.

A pesar del paso del tiempo, el coleccionista sigue sumando piezas. “Siempre hay alguna novedad. El humor de ellos tal vez ya no está de moda, pero sigue despertando algo muy fuerte en quienes los conocimos. Para los más chicos, quizá no es lo mismo. Pero gracias a Internet, muchos los descubren. El museo también busca eso: acercar esta historia a nuevas generaciones”, cuenta Diego.

El creador se define como alguien que quiso abrir la colección porque sentía que “tenerla solo para uno era desperdiciarla”. Inspirado por el «Stoogeum», el museo de Filadelfia inaugurado en 2004, decidió replicar la experiencia en Argentina: “Pensé en toda la gente que no tiene la posibilidad de viajar. ¿Por qué no traer un pedacito de esa magia acá?”.

Los chiflados mantienen su espíritu dentro y fuera del museo ya que la mitad de lo recaudado se destina a diferentes obras de beneficencia. Diego sigue el ejemplo solidario de los Tres Chiflados, que visitaban hospitales y centros benéficos en cada gira. “Moe fue tres veces presidente del gremio de chicos espásticos. Hacía de Papá Noel para ellos. El museo busca imitar ese espíritu”, expresa.

El museo cumplió 15 años, y su creador sueña con expandirlo: “Me gustaría agregar una nueva sala para mostrar más piezas. Hay mucho guardado que también merece ser visto «.El espacio funciona con visitas coordinadas por mail o teléfono, no abre de manera regular. El precio de la entrada es $3000 por persona, y los niños hasta 6 años entran gratis. El contacto se realiza a través del correo info@chifladoseo.com o al teléfono 4298-8969.



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