En la madrugada del 21 de abril de 2025, la noticia de la muerte del papa Francisco conmovió al mundo. Desde entonces, no solo salieron a la luz detalles desconocidos de su vida privada, sino también aspectos poco revelados de la intimidad, incluido, por ejemplo, su salario.
Desde su elección en 2013, Jorge Mario Bergoglio se caracterizó por un estilo austero. Fiel a ese estilo, rechazó lujos: eligió vivir en la Casa Santa Marta en lugar del tradicional Palacio Apostólico, no usaba los simbólicos zapatos rojos ni el anillo papal de oro. Apenas asumió el pontificado, tomó una decisión sobre su sueldo que sorprendió a sus seguidores.
En una entrevista con el periodista español Jordi Évole en 2019, el papa Francisco reveló que optó por no recibir un salario por su labor como líder de la Iglesia Católica. Sus necesidades personales eran cubiertas con fondos administrados por la Santa Sede.
Asimismo, en el documental Amén. Francisco Responde, también dirigido por Évole, el pontífice profundizó en esta idea: “A mí no me pagan nada. Cuando necesito plata para comprarme zapatos o algo así, voy y la pido”.
Su herencia fue un fiel reflejo de su vida austera. Según fuentes eclesiásticas, no dejó propiedades ni cuentas a su nombre. De hecho, el sitio Celebrity Net Worth estimó que, al momento de su muerte, el patrimonio personal del papa Francisco ascendía a tan solo 100 dólares.
¿Cuánto ganan los empleados del Vaticano? Sueldos, beneficios y recortes en tiempos de crisis
La economía del Vaticano se sostiene a partir de diversas fuentes, entre ellas las contribuciones de diócesis y fieles católicos de todo el mundo, conocidas como el Óbolo de San Pedro, el turismo religioso, donaciones privadas, la venta de sellos y monedas conmemorativas, y el rendimiento de inversiones financieras.
La Santa Sede gestiona un presupuesto que cubre los gastos operativos y salariales de sus trabajadores, incluidos cardenales, obispos y empleados laicos.
En contraste a la situación económica de Francisco, otros miembros del Vaticano sí cuentan con remuneraciones establecidas. Los cardenales de la Curia romana, quienes ocupan los cargos más altos después del Papa, reciben un salario mensual que ronda entre los 4.000 y 5.000 euros.
En cuanto a los obispos y sacerdotes, sus sueldos se sitúan entre 1.500 y 2.500 euros mensuales, mientras que los empleados laicos perciben entre 1.300 y 3.000 euros, dependiendo de su dependiendo de su rol y antigüedad.
Además, cuentan con beneficios como vivienda subsidiada, atención médica y acceso a tiendas internas con precios reducidos.
En 2021, como parte de una política de austeridad ante la crisis económica provocada por la pandemia, Francisco implementó recortes salariales. Los sueldos de los cardenales se redujeron en un 10%, y los de otros altos cargos y religiosos entre un 3% y un 8%. Estas medidas buscaban proteger los empleos de los trabajadores con remuneraciones más bajas y asegurar la sostenibilidad financiera de la Santa Sede.
