viernes, junio 20, 2025
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innovación con impacto territorial e internacional


El Centro Regional Córdoba del INTA cuenta con más de 150 convenios activos, a partir de los cuales se logra una articulación entre el sector científico y el productivo. Esta red de vínculos busca fortalecer la competitividad, la sostenibilidad y la innovación del sistema bio-agroalimentario, con foco en las PyMEs y el entramado territorial.

El enfoque estratégico se basa en el desarrollo de capacidades para emprender proyectos de investigación y desarrollo, la firma de convenios de riesgo compartido, la transferencia de tecnologías y la asistencia técnica para mejorar productos y procesos. También se prioriza la construcción de alianzas con el sistema científico-tecnológico nacional y regional, así como la participación en consorcios internacionales.

En esta nota, se presentan cuatro experiencias que ilustran el impacto de esta estrategia: desde un frigorífico que logró certificar la huella ambiental de su carne hasta una pyme semillera que exporta híbridos forrajeros desarrollados junto al INTA, pasando por mejoras en la gestión de efluentes porcinos y un exitoso programa de mejoramiento de trigo con proyección nacional.

Impacto ambiental de la carne

Frigorífico Logros, con planta en Río Segundo, provincia de Córdoba, fue la primera empresa argentina en obtener una Declaración Ambiental de Producto (EPD) para carne bovina fresca, gracias a un trabajo conjunto con el INTA y el INTI. Bajo estándares internacionales, se calculó la huella de carbono desde la cría del animal hasta la cocción de la carne en el hogar del consumidor.

“Esto fue un trabajo hecho con conciencia. Fue un desarrollo público-privado que demostró que la articulación es más que valiosa, basada en la innovación y en la eficiencia”, expresó José María Roca, gerente del frigorífico. “En todo eso, el INTA es clave. Por eso me duele que hoy se lo castigue”, agregó.

La empresa —que exporta a más de 50 países y procesa 40 mil toneladas anuales— generó por primera vez datos científicos sobre su impacto ambiental. “Nuestros clientes, sobre todo en Alemania, nos decían que perdían compradores porque los consumidores no querían apoyar a empresas que no hicieran nada por el medio ambiente. Desde que está la certificación, no tuvimos más reclamos. Eso nos dio una enorme tranquilidad”, afirmó Roca, aunque aclaró que no hubo un diferencial de precio por la carne.

El análisis abarcó campos en Santiago del Estero, Córdoba y Entre Ríos, la planta de faena y mercados como EE.UU., Alemania y Chile. “Llegamos desde la cuna, en nuestro campo en Santiago del Estero, hasta la tumba”, señaló, en referencia a la cocción del producto.

Bajo estándares internacionales, el INTA calculó la huella de carbono de la carne de un frigorífico desde la cría del animal hasta la cocción de la carne en el hogar del consumidor.Bajo estándares internacionales, el INTA calculó la huella de carbono de la carne de un frigorífico desde la cría del animal hasta la cocción de la carne en el hogar del consumidor.

Según los resultados de este trabajo, producir un kilo de carne genera una huella de 30,16 kg de CO₂ equivalente, pero al incorporar el secuestro de carbono de pasturas perennes y sistemas silvopastoriles, se reduce a 19,47 kg: una baja del 34,4%. “Lo ideal hubiera sido una huella negativa, pero estuvimos muy cerca”, destacó.

El vínculo con el INTA es de larga data. “Hice mi tesis sobre cerdos en el INTA Pergamino. Desde entonces siento afecto y admiración por sus técnicos. Me parece fundamental esa relación”. El proyecto nació tras una propuesta del ingeniero Rodolfo Bongiovanni. “Yo ya venía con esa inquietud desde 2005, pero no encontraba gente capacitada”, dijo Roca.

Hoy, la empresa avanza en nuevos proyectos, como la recuperación de olivares abandonados en Catamarca, con riego por goteo subterráneo e incorporación de pasturas. “En zonas con 50 grados de calor, estamos logrando regar con 1.000 mm anuales”, señaló, y destacó que para esta iniciativa utiliza información generada por el INTA, en materia de riego.

Efluentes del cerdo

Desde hace ocho años, la Cámara de Productores Porcinos de Córdoba (CAPPCOR), integrada por 30 miembros que representan el 50% de la producción porcina provincial, trabaja con el INTA Manfredi en ensayos sobre el uso agronómico de efluentes porcinos.

“En nuestro campo, en Villa María de Río Seco, en una de las dosis de efluente evaluada, obtuvimos 7.000 kilos más de maíz por hectárea en cuatro campañas respecto al tratamiento testigo. Esos kilos equivalen a una campaña completa”, explicó Marcos Torres, de la comisión directiva de CAPPCOR. “En fósforo, subimos de 40 a casi 65 partes por millón en cinco años ”, dijo, y apuntó que otro sitio de ensayos del INTA asociados de la cámara en Despeñaderos lleva ocho años de muestreos y análisis.

“La vinculación con el INTA nos da rigor científico. Es un referente en residuos pecuarios y sistemas de riego”, aseguró, y subrayó que su relación con la institución pública fue clave desde sus inicios como productor: “Cuando empezamos a sembrar en el norte cordobés, a mediados de los 90, nuestras primeras referencias técnicas las obtuvimos del INTA Manfredi y Marcos Juárez”.

El INTA Manfredi realiza ensayos sobre el uso agronómico de efluentes porcinos para la cámara de empresas de ese sector.El INTA Manfredi realiza ensayos sobre el uso agronómico de efluentes porcinos para la cámara de empresas de ese sector.

CAPPCOR nació en 2017, ante la dificultad de tratar los efluentes, que eran equiparados a residuos industriales por el Decreto 415/99. Junto al INTA y otras entidades, impulsaron un cambio normativo que permitió clasificarlos como residuos pecuarios y usarlos como insumo agrícola. Con el equipo de Nicolás Sosa, del INTA, se estableció un convenio para evaluar científicamente los ensayos. También se sumó el Grupo Técnico Río Seco, de vinculación tecnológica, compuesto por productores agropecuarios del norte cordobés.

Los estudios incluyen análisis físico-químicos de suelo, composición de los efluentes y rendimientos en función de las dosis aplicadas. “Hemos encontrado mejoras, tanto en lo productivo como en lo económico. Al reducir la compra de fertilizantes químicos y aumentar los rindes, logramos mayor eficiencia”, concluyó Torres.

Además, esta práctica se integra como parte de la economía circular, que integra distintas actividades para recircular los recursos y minimizar los residuos: Con los cultivos se alimenta la ganadería. Los subproductos, como los purines de la granja porcina, se procesan en un biodigestor que captura el metano para generar biogás, el cual se utiliza para producir energía. El residuo de esta etapa, llamado digestato, se aplica como biofertilizante en los cultivos, cerrando un circuito.

Trigo con más sanidad y rinde

En la última década, el convenio entre el INTA y Louis Dreyfus Company (LDC) permitió sembrar más de 500.000 hectáreas con 22 variedades de trigo pan desarrolladas por el Programa Nacional de Mejoramiento del INTA. En 2024, el acuerdo se renovó por otros diez años.

“El respaldo del INTA es lo que más valoramos. Tener detrás a sus técnicos, con años de experiencia exclusiva en trigo, es una fortaleza enorme”, afirmó Tomás Nicola Bullrich, Líder Regional de Planeamiento Comercial de LDC.

Un convenio público privado permitió sembrar más de 500.000 hectáreas con 22 variedades de trigo pan desarrolladas por el Programa Nacional de Mejoramiento del INTA.Un convenio público privado permitió sembrar más de 500.000 hectáreas con 22 variedades de trigo pan desarrolladas por el Programa Nacional de Mejoramiento del INTA.

La comercialización se realiza a través de Macro Seed, la marca de semillas de LDC. “Cada uno aporta lo que mejor sabe hacer: INTA desarrolla la genética, nosotros el negocio”, indicó Nicola Bullrich. Las decisiones se toman de forma consensuada, según las demandas del productor. “Definimos si priorizamos sanidad, rinde o grupo de madurez. Es un trabajo muy coordinado y transparente”, explicó.

Uno de los diferenciales del programa del INTA está en la sanidad. Según Nicola Bullrich, se avanzó en resistencia a royas, incluida la roya estriada. También hubo mejoras en rinde significativas: “Llegamos a vender unas 100.000 bolsas por año de la variedad MS INTA 119, lanzada en 2019,”, señaló.

“Cuando capacitamos a nuestros equipos, invitamos a los mejoradores del INTA. Nada mejor que ellos para explicar el comportamiento de una variedad. La calidad de los profesionales del INTA es destacable”, afirmó.

Forrajeras para Argentina y el mundo

Con 60 años de trayectoria, Peman Semillas, radicada en Sinsacate, Córdoba, consolidó su posición en el mercado forrajero gracias a la vinculación con el INTA. A través de distintos convenios, desarrollaron híbridos de sorgo y pasturas subtropicales y templadas con un fuerte impacto local e internacional.

“La relación con el INTA viene desde que mi padre fundó la empresa. La experiencia siempre fue positiva. Los materiales han tenido muy buena performance”, afirmó Oscar Peman, presidente de la firma.

Entre los hitos se destacan los híbridos de sorgo forrajero, silero y granífero como Kuntur INTA Peman, Silero INTA Peman, Silero Raimi, Yavú INTA, que se exportan a Uruguay, Paraguay y Colombia. También se desarrollaron cultivares de pasturas como grama rhodes Épica INTA Peman y Santana INTA Peman, con buen posicionamiento. Recientemente, firmaron un nuevo convenio de transferencia tecnológica para pasturas templadas: incluye variedades de festuca, raigrás y avena, con lanzamientos previstos para el próximo año.

Técnicos del INTA desarrollaron híbridos de sorgo y pasturas subtropicales y templadas, como la grama rodhes, para una firma semillera.Técnicos del INTA desarrollaron híbridos de sorgo y pasturas subtropicales y templadas, como la grama rodhes, para una firma semillera.

La dinámica se basa en la complementariedad: el INTA aporta germoplasma y conocimiento técnico, y Pemán financia el desarrollo de los híbridos, que luego serán comercializados. “En el caso del sorgo, el INTA aporta las líneas parentales y todo el know-how. Nosotros financiamos el proyecto y pagamos un royalty por cada bolsa comercializada”, detalló.

“El INTA es una institución prestigiosa, y el productor valora que los materiales sean de su germoplasma. La experiencia fue excelente, y queremos continuarla”, concluyó.



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