martes, abril 22, 2025
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cómo funciona este tesoro ecológico



En la región de Caviahue-Copahue, al norte de la provincia de Neuquén, la planta nativa conocida como Paramela (Adesmia boronioides) se está convirtiendo en una herramienta clave para recuperar zonas afectadas por incendios, pastoreo intensivo y otras actividades humanas que degradaron el entorno natural.

Este arbusto, de aroma intenso y hojas pequeñas, es capaz de crecer en suelos pobres, fijar nitrógeno, atraer fauna nativa y favorecer la regeneración del ecosistema.

Su cultivo en viveros forma parte de un proyecto impulsado por investigadoras de la Facultad de Ciencias del Ambiente y la Salud, que apuestan por la restauración ecocultural como forma de sanar tanto la tierra como la memoria de los pueblos originarios.

La iniciativa forma parte de la Diplomatura en Restauración Ecocultural y es llevada adelante por el equipo del laboratorio LARREA, bajo la dirección de Florencia González y María Emilia Rodríguez Araujo. ¿El objetivo? Producir plantines de Paramela en viveros locales y reintroducirlos en áreas degradadas del paisaje cordillerano.

Pero esto no es solo una cuestión técnica. También es una forma de reconectar con el conocimiento ancestral mapuche, que conoce a esta planta como Yakén o Yagneu y la utilizó durante generaciones por sus propiedades medicinales y aromáticas.

Aunque suele pasar desapercibida, la Paramela es un verdadero tesoro ecológico. Resiste condiciones extremas, ayuda a mejorar la fertilidad del suelo y promueve la biodiversidad. Además, su aprovechamiento desmedido para la elaboración de aceites esenciales había comenzado a ponerla en peligro, razón por la cual su cultivo controlado es una medida urgente y necesaria.

Con este nuevo enfoque, la ciencia propone frenar la extracción depredadora y fomentar un modelo de manejo sustentable, que respete tanto la vida vegetal como los saberes que la rodean.



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