La digestión es un proceso complejo porque involucra diversos órganos encargados de extraer de los alimentos los nutrientes imprescindibles para vivir.
Esta complejidad también nos hace susceptible a sufrir distintos trastornos que afectan el estómago o el intestino. Problemas que pueden ocurrir en conjunto, con síntomas similares.
La similitud de varios síntomas complica el primer diagnóstico y, por eso, mucha gente puede confundir una simple “indigestión” con un problema de mayor trascendencia.
De allí la importancia de conocer los síntomas de los principales problemas que afectan al sistema digestivo y que pueden causar irritabilidad y estrés.
El Manual Merck aclara que “la palabra indigestión es un término impreciso que se emplea según cada persona para referirse a cosas diferentes ya que cubre una amplia variedad de síntomas, como dispepsia, náuseas, vómitos, regurgitación o sensación de tener un nudo en el estómago”.
Luego detalla algunos síntomas que suelen sugerir un trastorno digestivo:
El aumento en el volumen, la fluidez o la frecuencia de las deposiciones configuran la diarrea, en general, acompañada de gases, cólicos y urgencia para evacuar. Si la causa es un microorganismo infeccioso o una sustancia tóxica, será acompañada de náuseas y vómitos.
La diarrea aguda (dura menos de cuatro días) es indicador de infecciones víricas, bacterianas o parasitarias (gastroenteritis), de intoxicación alimentaria o de efectos secundarios de un fármaco.
La diarrea crónica (más de cuatro semanas) puede indicar que el paciente tiene síndrome del intestino o colon irritable, una inflamación del intestino, malabsorción o efectos secundarios de un fármaco.
Otro síntoma a tener en cuenta es el estreñimiento, que también puede ser agudo o crónico y que puede tener varias complicaciones, como hemorroides, prolapso rectal, fisura anal o enfermedad diverticular.
Un esfuerzo excesivo al defecar puede causar hemorroides y, pocas veces, prolapso rectal. El paso de heces duras puede causar fisura anal. Además, la presión necesaria para mover las heces duras y pequeñas puede dañar las paredes del intestino grueso (diverticulitis).
Otro síntoma de problemas gastrointestinales es la hemorragia procedente de varices del tubo digestivo. La pérdida de sangre puede producirse en cualquier sitio del tubo digestivo y la sangre puede verse a simple vista o manifestarse en cantidades demasiado pequeñas, que requieren de un estudio específico.
Las causas del sangrado son difíciles de precisar porque varían según el área y la edad de la persona. “Sin embargo, en general, las causas más frecuentes son úlceras esofágicas, gástricas o del duodeno; agrandamiento de las venas del esófago o desgarro en la mucosa esofágica después del vómito (síndrome de Mallory-Weiss)”, explica el Manual Merck.
La regurgitación de secreciones de sabor ácido o amargo, en general, está provocada por ácido procedente del estómago. Puede deberse a una obstrucción del esófago o a la presencia de una bolsa anormal en ese lugar (divertículo de Zenker), por una lesión, ingestión de sustancias cáusticas o cáncer.
El dolor abdominal recurrente (dura tres o más meses), en general, ya ha sido evaluado por un médico, quien identificó sus causas. El Manual explica que “el síndrome de dolor abdominal mediado centralmente causa un dolor real que persiste durante más de seis meses y se produce sin evidencia de un trastorno orgánico u otro problema gastrointestinal”.
Lo más probable es que esté relacionado con el consumo de algún medicamento o una toxina, y no altera los hábitos intestinales. En cambio, si se produce en personas con hábitos intestinales alterados, se denomina síndrome del intestino irritable.
