Un grupo de científicos que recolectaba zooplancton con redes de arrastre en la costa antártica hizo un descubrimiento inesperado. Los investigadores del Instituto de Ciencias Marinas de Virginia (VIMS) realizaban un estudio en las gélidas aguas de la península Antártica occidental, cuando encontraron especímenes larvarios de Akarotaxis gouldae, una nueva especie de pez dragón.
Después de un primer análisis visual de sus características, los habían identificado erróneamente como Akarotaxis nudiceps, una especie estrechamente relacionada. Luego de hacer un ADN y compararlo con muestras conservadas en colecciones del VIMS, la Universidad de Yale y el Museo Nacional de Historia Natural de París, descartaron aquella hipótesis.
Según detallaron en el informe, que fue publicado en la revista Zootaxa, este grupo de peces pertenece a la familia Artedidraconidae, un grupo de peces dragón que evolucionó hace aproximadamente 780.000 años.
Pudieron determinar que existen diferencias significativas en las regiones mitocondriales con otro tipo de especímenes, y luego de examinar ejemplares adultos identificaron rasgos físicos distintivos que confirmaron la clasificación de Akarotaxis gouldae como una especie independiente.

¿Cómo es el pez dragón, la nueva especie descubierta en la Antártida?
Andrew Corso, el científico que lideró el estudio, indicó que la diferencia más evidente fueron las dos rayas oscuras en los costados de los ejemplares adultos, una característica que los Akarotaxis nudiceps no tienen.
“Nos sorprendió que la especie ya existiera en colecciones, pero que anteriormente se haya pasado por alto”, señaló Corso en un comunicado que compartió Europa Press.

Este tipo de avistajes inéditos y análisis genéticos amplían el conocimiento sobre la biodiversidad antártica, y aportan información clave sobre los procesos evolutivos de las distintas especies que soportan condiciones extremas, tales como el frío polar de la Antártida.
Los investigadores realizaron un proceso que se conoce como «filogenia calibrada en el tiempo», y arribaron a la conclusión de que el Akarotaxis gouldae se separó evolutivamente de Akarotaxis nudiceps hace aproximadamente 780.000 años.
“A través de ese proceso se analiza la tasa de mutaciones genéticas, como una guía para la historia evolutiva de una especie”, explicó Corso. Ese periodo coincide con una fase en la que gran parte del Océano Austral estaba cubierto de glaciares.

La hipótesis principal es que una población ancestral de peces dragón quedó atrapada en fosas profundas, cubiertos por los glaciares, y sobrevivieron gracias a los nutrientes que les llegaban a través del hielo en movimiento.
Luego, cuando los glaciares retrocedieron, la población ya se había diferenciado lo suficiente y se volvió genéticamente incompatible con Akarotaxis nudiceps. Ese habría sido el origen de la una nueva especie.
“En la taxonomía de los peces, se está volviendo común distinguir especies únicamente a través del ADN”, aseguró Corso. Se cree que las crías de estos peces permanecen en aguas superficiales durante su etapa larvaria, y cuando alcanzan la adultez se desplazan hacia zonas más profundas.
Un estudio sobre su biología reproductiva indica que tienen una capacidad de reproducción limitada, y eso la convierte en una especie vulnerable, sumado a prácticas como la actividad pesquera de krill.
A través de las redes de arrastre se puede capturar de forma accidental a las larvas y juveniles de peces dragón en estado larvario. Ese puede ser otro de los motivos por los que no se habían estudiado antes.
Los peces dragón cumplen un papel fundamental en el ecosistema antártico: son fuente de alimento para diversas especies, incluidos los pingüinos, que también enfrentan un panorama complejo.
En 2002 Corso ya había vinculado el calentamiento del Océano Austral y la reducción del hielo marino con la disminución de ciertas poblaciones de peces en la región.