miércoles, mayo 14, 2025
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En el fútbol, si hay algo que no existe, es el secreto


La noche del 14 de mayo de 2015 figura en las páginas más tristes de la historia del fútbol argentino y sudamericano. El Superclásico que nunca terminó porque un par de hinchas agredieron con «gas pimienta» a los futbolistas de River, visitantes en la Bombonera por la revancha de los octavos de final de la Copa Libertadores, cumple 10 años y la duda sobre qué hubiera pasado si se jugaba el segundo tiempo quedará sin respuesta. Roger Bello, comisario de Conmebol designado para supervisar el partido esa noche y máxima autoridad en el estadio, no se arrepiente de la decisión de haber suspendido el partido y repite que «el reglamento es claro».

Bello atiende la videollamada en su casa de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia. Allí, en su oficina, exhibe los tesoros de su larga trayectoria en el fútbol sudamericano. Un buzo gris de arquero con el escudo de River que Marcelo Barovero le regaló es lo primero que sale del placard. Aunque la prenda no es de la noche del escándalo. «En algún lugar de todos estos cajones tengo el informe manuscrito que hice aquella noche», le cuenta a Clarín. Y promete lanzarse a la búsqueda, aunque el documento no aparece.

«No es que me acuerde como si fuera ayer, pero tengo muy claro en la retina lo que ocurrió ese día. Habíamos vuelto con el cuarteto arbitral al campo de juego porque ya estaba por ingresar River. Solo faltaba que River entrara a la cancha, y ahí el cuarto árbitro se da cuenta y me dice: ‘Mirá, Roger, te están cayendo los jugadores ahí en la boca del túnel’”, esa fue la primera advertencia. Y pocos minutos después, Bello ya sabía que el partido no iba a continuar, pero no podía cometer el error de anunciarlo porque «había más de 50.000 personas, era un día de semana, al otro día había actividades laborales y escolares, y nosotros teníamos que garantizar la seguridad de toda esa gente».

-¿Roger, esa noche usted era la máxima autoridad de la Conmebol en la Bombonera?

-Correcto. Dentro del campo de juego, sí. Pero también tenés gente que te ayuda.

-En ese caso, ¿tuvo la responsabilidad de tomar la decisión de que el partido no iba a continuar o esa decisión se tomó en conjunto con el árbitro del partido, el comisario del operativo policial y alguien más?

-Bueno, según el reglamento, lo que sucedió fue una falta grave y obviamente no había condiciones para continuar el partido. Pero no lo podíamos anunciar muy temprano. Por eso me la guardé, para trabajar con la policía, para dejar correr el tiempo, que era nuestro mejor aliado. Primero se esperaban 30 minutos, después se evaluaba si había mejoría, pero yo ya sabía que no iba a ser posible continuar.

Bello dialoga con Herrar mientras Agustín Orion y Daniel Osvaldo esperan por las novedades. (AP)Bello dialoga con Herrar mientras Agustín Orion y Daniel Osvaldo esperan por las novedades. (AP)

-En las imágenes de esa noche se lo ve hablando por teléfono en el momento clave, pero se dijo que en realidad no estaba hablando con nadie, que ni siquiera tenía señal. ¿Fue así?

-Bueno, si vos estás ahí abajo, en el lugar donde yo estaba, es muy difícil que tengas señal. Casi nunca ocurre eso. Hay que buscar el lugar, y nosotros no estamos ahí para hablar por teléfono, estamos para ver lo que está ocurriendo en el partido. En ese momento había una gran afluencia de gente de prensa en los alrededores, obviamente acreditada para estar en esos sectores, y querían saber si el partido continuaba o no. Yo quería ganar tiempo simulando que estaba hablando por teléfono, y les hacía señas de que esperaran, que luego les iba a dar la información. Pero en ese momento no había señal en el estadio para hacer ningún tipo de llamada.

-Se dijo que estaba hablando directamente con el presidente de la Conmebol, en ese entonces era Juan Ángel Napout.

-Cuando ya iban unos 40 minutos de tiempo de espera, desde atrás, del lado de una de las bancas, me hacen señas de que querían hablar conmigo. Yo me acerco, y era —si no me equivoco— el vicepresidente de Conmebol, un señor de Uruguay, que estaba ahí, y me dice: “Roger, quiere hablar Juan Ángel contigo”. Entonces me acomodo a un lado, me acerco, y Juan Ángel me dice: “Roger, estoy viendo las imágenes y te apoyo en toda la decisión que tomes. Confiamos en vos porque sé que lo estás haciendo bien y lo vas a hacer bien, de acuerdo a lo que sabés sobre los estatutos y el reglamento. Suerte”. Cuelga, devuelvo el teléfono y vuelvo a la cancha.

-También lo que quedó en la retina de aquella noche fue el ingreso del presidente de River, Rodolfo D’Onofrio…

-Bueno, él ingresa a la cancha para ver a sus jugadores, que estaban tendidos en el gramado, probablemente preocupado. Yo me acerco a él porque ya había gente que estaba abucheando, era gente de Boca en la tribuna. Y le pido, por favor, «Presidente, deje que nosotros lo ayudemos con los jugadores, pero usted tiene que retirarse de la cancha, porque si no, va a generar un mal ambiente debido a su permanencia aquí en el campo de juego». Me dijo: «Estoy preocupado por los jugadores». Y le respondí: «Nosotros vamos a hacer todo lo que podamos, pero le pido que abandone el campo». Estaba acompañado por otro dirigente, y ellos se retiraron rápidamente. Fue muy poco el tiempo que estuvo en el campo.

-¿La presencia de D’Onofrio influyó de alguna manera en la decisión de suspender el partido o esa decisión ya estaba tomada?

-No, no tuvo ninguna injerencia. Pasaron cinco minutos desde el incidente y, al ver lo que había ocurrido, al ver a los jugadores y también a la tribuna, sentí temor. Había mucha gente y me dije: “Esto no puede seguir”. Pero no comuniqué la decisión en ese instante, me la guardé. Tenía que cumplir el reglamento, respetar los tiempos. Pero ya sabía que el partido no iba a continuar. Si yo lo decía en ese momento, ya se filtraba. En el fútbol, si hay algo que no existe, es el secreto. Por eso esperé. D’Onofrio salió al campo, pero no tuvo ninguna influencia en la decisión. Nada.

Roger Bello junto al árbitro, Darío Herrera. (AFP)Roger Bello junto al árbitro, Darío Herrera. (AFP)

-¿En qué momento tomó contacto con el presidente de Boca, Daniel Angelici?

-En un momento, cuando necesitaba que la gente de Boca me ayudara, tanto el técnico como el capitán, para que saliéramos juntos por la boca del túnel con los árbitros, pedí que el presidente estuviera en la cancha. Me dijeron que me lo iban a llevar, pero yo quería hablar con él solo. Entonces, entré a la oficina donde él estaba, sentado solo en una mesa larga, tomándose un refresco. Me dijo: «Pasa». Me senté con él, y nos quedamos los dos solos. Le dije: «Lamento lo ocurrido, presidente». Y él me respondió: «Nosotros ya llevamos la organización desde hace más de una semana, y mirá, dos o tres personas lograron frenarla. La gente quiere ver el partido». Me preguntó: «¿Cuál es la decisión?». Le dije: «Presidente, lo único que quiero es que, cuando se tome la decisión, me ayude con su capitán y su técnico para salir todos juntos y evitar agresiones o algún tipo de altercado». Me dijo que me iba a ayudar, y le agradecí. Volví a salir, y un asistente me acompañó de regreso a la cancha. Después de 15 minutos más, ya había poca gente en las tribunas, excepto la tribuna de Boca, la más fiel. Fue entonces cuando le pedí al árbitro (Darío) Herrera que llame a los dos equipos al campo y toque su silbato para dar por terminado el partido.

-También hubo una figura bastante llamativa en el campo de juego esa noche, la de Alejandro Burzaco (CEO de Torneos, dueño de los derechos de TV).

-En el primer momento que me doy cuenta de que él está en el campo, le pido que se retire. Me dice: «Como representante de la televisión, quisiera saber si el partido continúa o no». Yo le respondí que no podía decirle eso, pero le pedí que se retirara del campo, porque no era el lugar para él. Me dijo que se retiraría, y efectivamente lo hizo.

Roger Bello dialoga con Alejandro Burzaco en el campo de juego de la Bombonera con Orión como testigo. (AP)Roger Bello dialoga con Alejandro Burzaco en el campo de juego de la Bombonera con Orión como testigo. (AP)

-¿Cuánto tiempo estuvo en el campo de juego?

-Yo me di cuenta de su presencia y, seguramente, estuvo un minuto, dos minutos, tres minutos antes de que lo notara. No estoy seguro, pero cuando me di cuenta, fui directamente a la orilla de la cancha y, en ese momento, él ya se retiró.

-¿En algún momento le manifestó su idea, si quería que el partido continuara o que se suspendiera?

-No, no, él solo estaba preocupado por saber si el partido continuaba o no. Esa era su pregunta. Yo le fui claro: le dije que en su momento se iba a saber, pero que su presencia en el campo no estaba permitida, ya que debía estar en un palco o en un área que no fuera el campo de juego.

-Según su experiencia como comisario de Conmebol, ¿por qué cree que ese partido nunca se completó?

-El informe fue claro: el partido se suspendió debido a las agresiones sufridas por los jugadores y el equipo rival. El reglamento es explícito en estos casos. En situaciones de invasión o agresión, el resultado se le da al equipo damnificado con un 3-0, que es lo que ocurrió.

-Algunos dirigentes del fútbol argentino dicen que si Julio Grondona hubiese estado vivo, el partido se hubiera completado.

-No lo creo. Tuve la oportunidad de convivir con él en algunas reuniones, y teníamos bastante confianza. Creo que él hubiese opinado lo mismo que yo. Al final, ambos hubiéramos coincidido en que debía suspenderse.

-Se ha dicho también que, si no hubiese ocurrido el episodio del gas pimienta, igual el partido habría sido suspendido. ¿Estás de acuerdo?

-No. El único motivo por el que el partido se suspendió fue el gas pimienta. No es lo mismo que se lance a un hincha o a un miembro del cuerpo técnico; la agresión fue directamente hacia los jugadores, los actores del partido. Y no importa cuántos jugadores fueron afectados; fue una agresión.

-¿No le parece que el castigo deportivo para Boca fue de alguna manera injusto? Digo, en definitiva, los jugadores no hicieron nada para suspender el partido y se quedaron sin la posibilidad de completar el segundo tiempo.

-Hay un punto importante que quizá deberíamos haber mencionado al principio, pero viene bien también para cerrar. El equipo local es el principal responsable de la organización del partido. Es responsable de coordinar con el comisario, con los oficiales de seguridad y, claro, de controlar a sus hinchas. Si lo mirás desde ese lado, es cierto que los jugadores de Boca no hicieron nada para que esto ocurriera. Pero fueron perjudicados por su propia gente. No sé si llamarlo “injusto”, pero fue un perjuicio causado por su propio público, que terminó afectando al equipo.



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