Juan Lucas Martín es psicólogo clínico -especialista en trauma, ansiedad y estrés- y conferencista. Tiene 46 años, un millón de seguidores en las redes sociales y el 2 de julio se presentará en el teatro Coliseo. Allí dará uno de sus cursos en los que integra la psicología tradicional con técnicas de neurociencia y sabiduría oriental. Todo, asegura, para el bienestar emocional, mental y espiritual.
Juan Lucas sabe de lo que habla porque lo experimentó en carne propia. Tenía 21 años cuando le detectaron una hepatitis muy grave. Fue un cimbronazo y así lo relata en el comienzo de la charla con Viva: “Parecía una enfermedad incurable. Era una hepatitis súper atípica. Me dijeron que había sólo diez casos en todo el mundo. Yo era el once de la infectología mundial. Estuve un año enfermo”.
Juan Lucas estaba en tercer año de Psicología en la Universidad del Belgrano. La carrera tuvo que quedar en suspenso: “Fue una crisis muy fuerte. Estuve en cama casi siete meses y padecí fiebre alta durante tres. Me deprimí, pero algo me impulsó a buscar una salida. Al tercer o cuarto mes empecé a visualizar que corría y que me curaba. Mi ánimo empezó a cambiar. Empecé a aprender meditación y visualización. No tenía mucha formación, era más bien intuición. Mi madre me había enseñado de niño. Y me sané. Para los médicos, fue milagrosamente.”
Parecía una enfermedad incurable. Era una hepatitis súper atípica. Pero me sané.
Juan Lucas Martín Psicólogo clínico
Pero Juan Lucas no salió ileso de semejante tsunami. La columna vertebral fue la más dañada: “Se me desplazaron cuatro vértebras dorsales por haber estado tanto tiempo en cama sin masa muscular. Se pinzaban los nervios y se me dormía mitad de la cara, un brazo o una pierna. Bajé 15 kilos y llegué a pesar 50. Ahí empecé a buscar cómo sanar mi columna. Primero fue con la medicina tradicional. Me querían operar y dije no. Entonces empecé a conectar con médicos alternativos y estas terapias de avanzada. Mucha práctica, visualización, meditación y EFT (Emotional Freedom Techniques), que es una de las técnicas que voy a enseñar en el Coliseo. Y empecé a sentirme cada vez mejor”,.
-¡Qué historia! Pura resiliencia…
-Sí, los médicos me decían: “Nunca más vas a correr, nunca más vas a nadar ni hacer deporte”. La radiografía de mi columna era la de un hombre de 65 años y yo tenía 21. Decidí no creerme eso y con siete años de práctica me curé y empecé a correr triatlón. Hoy sigo corriendo triatlón y me cambió la vida para siempre. Y a raíz de esto, me dije: “Si yo pude, todos podemos”. Me recibí de psicólogo y y empecé a enseñar lo que había experimentado.
– ¿Por qué elegiste ser psicólogo?
– Mi madre era psicóloga clínica y mi padre, cardiólogo. Ellos me enseñaron la vocación de servicio. Siempre me apasionó ayudar .

-El mundo parece colapsado en relación a la salud mental…
-Sí, es un momento donde hay que trabajar mucho las emociones.
-¿La pandemia tuvo que ver?
– Creo que con la pandemia hubo un quiebre en la humanidad. Aumentaron la depresión, la ansiedad y los miedos. Se derrumbaron muchas cosas y se aceleró un poco la evolución humana. Pero en el medio, duele; hay crisis, hay falta de sentido, confusión y mucho vacío.
– Hay millones de terapeutas, ¿cuál es la diferencia para ser hoy tan convocante?
-La diferencia, creo, fue estudiar de entrada técnicas de avanzada. Las aprendí con médicos y científicos muy capos al inicio de mi práctica profesional. Son técnicas modernas con las que la persona ve resultados muy rápido. Y también me ayudó ir contra la corriente y tomar riesgos. Me trataban de psicólogo raro, que hacía cosas raras. Hoy en día son más aceptadas, pero fue difícil.
Hay que tratar de vivir en el presente no en el futuro. Porque el futuro te genera miedo y ansiedad.
Juan Lucas MartínPsicólogo clínico
– ¿En qué te veían raro?
-La Argentina, sobre todo, es un país de mucho psicoanálisis, de hablar años y analizar. Y esto es todo lo contrario. Son técnicas en las que mucho no hablás. Trabajás con imágenes, con emociones, con creencias y tocás puntos de acupuntura. Por ejemplo, apoyás la mano en el lóbulo frontal y el cerebro empieza a reprocesar como una computadora. Esto fue una gran diferencia en relación a otros terapeutas. A ver: es muy importante sanar los traumas, claro. Pero estas herramientas son mucho más rápidas que estar hablando años en terapia. Y empecé a enseñarlos. También tenemos diferentes cursos on line. Sirven para cualquier emoción negativa.
-La gente parece creerte…
-Sí, me cree. Porque hay mucho chanta. Yo no me pongo en lugar de superior ni de maestro. Soy igual a todos. Nada más que soy muy perseverante. Practico e inspiro a las personas para que hagan lo mismo. Y me creen porque lo experimenté y porque sigo formándome con lo último en neurociencias, en meditación, en lo que le pasa al cuerpo. Y estoy en contacto con la gente, respondo cada consulta. Porque si te alejás no funciona.
– La ansiedad es uno de los trastornos más comunes, ¿hay buena y mala ansiedad?
-En términos de psicología, un poco de ansiedad pequeña te puede servir para estar más atento en un examen, por ejemplo, pero si es mucha la ansiedad es contraproducente porque estás viviendo en el futuro. Estás con ansiedad de algo que todavía no pasó y tu cuerpo se termina enfermando. Porque, cuando estás con ansiedad, hay química y estrés en el sistema, en la sangre, que te termina enfermando. Hay que tratar de vivir en el presente no en el futuro. Porque el futuro te genera miedo y ansiedad.

Hay jóvenes con ataques de pánico o hasta brotes psicóticos por consumir drogas pensando que no les va a hacer nada.
Juan Lucas MartínPsicólogo clínico
-¿Se superan los traumas?
-Si la persona está abierta a hacerlo, sí. Yo he visto personas que han estado en la guerra, que han sido víctimas de abuso sexual, de violaciones, de lo más duro que te puedas imaginar y cuando practican, se supera, se perdona, se resignifica, se le encuentra un nuevo sentido. Tiene que quererlo la persona.
– Hablemos de los adolescentes y el consumo. Pareciera que hay una mirada más benigna en relación a la marihuana, ¿qué pensás?
-Sí, claro, lamentablemente cada vez consumen desde más jovenes. Está más normalizado y es muy daniño y muy tóxico. Hay mucha desinformación. Encima, en las redes sociales hay muchos líderes desinformados que fomentan o normalizan las drogas. Y crean estragos. Hay jóvenes con ataques de pánico o hasta brotes psicóticos por consumir drogas pensando que no les va a hacer nada. Por eso también la visualización y la meditación es importante. Te hace sentir esa paz, esa alegría y ese bienestar, y lo genera nuestra propia química. A los jóvenes hay que darles información. Hay que mostrarles gente que queda dañada de por vida por las drogas. No sirve si los amenazás o los castigás. Les tenés que mostrar cómo pueden terminar y que experimenten buscar esos estados de felicidad con el deporte y con la meditación.
-¿Se incrementó el índice de suicidios en jóvenes?
-Sí, antes no se veía en la psicología suicidio de chicos de 11 años. Y a partir de la pandemia empecé a ver casos. Es complejo. A veces hay falta de contención familiar. El mundo de las redes sociales es muy peligroso, más las drogas. Y hay que ponerles límite a los chicos en relación al celular. Está comprobado que crea adicción y hasta abstinencia como una droga.
-Ahora no, pero me analicé años. Actualmente mi terapia es la naturaleza, la meditación, mi conexión con Jesús, a pesar de que no soy católico. Fui budista, taoísta y hace años que ya no tengo religión. Me considero una persona espiritual. También mi esposa e hijo son mi fuente de recarga y amor .
-A pleno en esta segunda vida, ¿no?
-Sin duda, porque cuando me enfermé pensé que me iba a morir. Me decían que no había cura ni tratamiento. Y acá estoy, fue un renacer.