Llega junio y muchos jardineros argentinos aprovechan el otoño para pensar en el jardín del año siguiente. Las temperaturas son ideales para plantar ciertas especies que necesitan asentarse antes de la llegada del frío más intenso. En esta planificación, algunas flores japonesas se destacan por su belleza y resistencia.
Elegir bien las especies a plantar en otoño puede marcar la diferencia entre un jardín común y uno verdaderamente soñado. Acá te contamos cuáles son las tres flores japonesas que podés sumar a tu espacio verde y disfrutar de su magia en los próximos meses.
El ciruelo japonés, conocido también como Ume, es uno de los grandes protagonistas de los jardines orientales. Su principal atractivo es su floración temprana: a finales del invierno ya empieza a desplegar sus delicadas flores blancas o rosadas, marcando el inicio de la primavera antes que otras especies.
Ventajas del ciruelo japonés:
La camelia, o Tsubaki, es otra joya de la jardinería japonesa. Sus flores grandes, de tonalidades que van del blanco al rojo intenso, aparecen durante el final del invierno y pueden mantenerse por semanas. Es una planta de hoja perenne, por lo que el verde brillante de sus hojas también adorna el jardín durante todo el año.
Por qué elegir la camelia:
Finalmente, la flor de cerezo, o Sakura, es probablemente la más conocida a nivel mundial. Su breve pero espectacular floración en primavera es un verdadero evento natural. Aunque requiere ciertos cuidados específicos, el resultado justifica la dedicación.