En un debate vicepresidencial que se destacó por su tono mayoritariamente civilizado y su enfoque serio, el senador J. D. Vance y el gobernador Tim Walz lograron reescribir fragmentos de la historia, eludir cuidadosamente los hechos, lanzar algunos comentarios ingeniosos y cantar las alabanzas de Minnesota.
A continuación, un repaso de los momentos que se destacaron.
La frase menos pegadiza:
Vance, aparentemente pionero de un nuevo término artístico, describió a la vicepresidenta agitando una “varita mágica de Kamala Harris para abrir las fronteras”.
La elección de moda más atrevida:
la corbata fucsia estampada de Vance.
El comentario más ingenioso:
Walz, respondiendo a los repetidos esfuerzos de Vance por eludir las preguntas sobre el motín del Capitolio del 6 de enero de 2021 con afirmaciones de que la administración Biden y las empresas de redes sociales censuraron la libertad de expresión:
“El 6 de enero no fueron los anuncios de Facebook”.
La respuesta más flagrante:
Cuando su oponente le preguntó si aceptaba que el expresidente Donald Trump perdió las elecciones en 2020, Vance respondió:
“Estoy centrado en el futuro”.
La metedura de pata más desafortunada:
Walz, al decir “Me he hecho amigo de los tiradores de las escuelas” (estaba hablando de reunirse con víctimas de la violencia con armas de fuego).
La respuesta peor preparada:
El esfuerzo de Walz por explicar por qué ha dicho falsamente que estuvo en Hong Kong durante las protestas de la Plaza de Tiananmen.
Después de una reprimenda sobre sus antecedentes, equipos deportivos y viajes a China, dijo:
“No he sido perfecto. Y a veces soy un idiota”.
Cuando lo presionaron de nuevo para que respondiera, dijo:
“Todo lo que dije sobre esto fue que llegué allí ese verano y me expresé mal sobre esto, así que… Eso es lo que he dicho”.
La coalición más ecléctica:
Walz, al describir la amplitud del apoyo a la vicepresidenta Kamala Harris.
Sus fans, señaló, incluyen a todos “desde Bernie Sanders hasta Dick Cheney y Taylor Swift”.
Mayor retractación ante una comparación nazi:
Vance, al recordar el hecho de que una vez se preguntó si su compañero de fórmula podría resultar ser “el Hitler de Estados Unidos”, respondiendo con esto:
“He sido extremadamente abierto sobre el hecho de que estaba equivocado sobre Donald Trump”.
Momento de mayor orgullo de su esposa:
Vance, hablando de su esposa, Usha:
“Estoy casado con una mujer hermosa que es una madre increíble para nuestros tres hermosos hijos, pero también es una litigante corporativa muy, muy brillante y estoy muy orgulloso de ella”.
Mayor acto de desaparición:
el presidente Joe Biden, que fue mencionado muchas menos veces que durante el debate presidencial del mes pasado.
Vance lo invocó por su nombre solo cuatro veces, y Walz ni una sola.
Coro griego más ruidoso fuera del escenario:
Trump, blogueando en vivo el debate en Truth Social con docenas de publicaciones, a veces en mayúsculas.
“TODO EL MUNDO SABE QUE NO APOYARÍA UNA PROHIBICIÓN FEDERAL DEL ABORTO”, escribió en un momento dado.
El más rápido en citar las Escrituras:
Walz, diciendo “No hablo mucho de mi fe”, antes de parafrasear el Evangelio de Mateo.
“A mí me haces lo mismo que al más pequeño de nosotros”.
La muestra más llamativa de compasión:
Vance, empatizando con su oponente después de que Walz describiera una terrible experiencia que había vivido su hijo:
“Tim, en primer lugar, no sabía que tu hijo de 17 años había presenciado un tiroteo. Y lo siento por eso y solo quiero decir: Cristo, ten piedad. Es… es horrible”.
La interrupción más condescendiente:
Margaret Brennan, una de las dos moderadoras de CBS, interrumpiendo a Vance en un intercambio extenso sobre el proceso de asilo y los inmigrantes haitianos en Springfield, Ohio:
“Gracias, senador, por describir el proceso legal”.
El espectador más distraído:
En Truth Social, a los 95 minutos de iniciado el debate, Trump exigió una disculpa de Lesley Stahl de CBS por su cobertura previa de la computadora portátil del hijo de Biden. (Stahl no fue parte del debate del martes por la noche).
El mayor alarde del Medio Oeste:
Walz, haciendo 20 referencias a Minnesota.
El escenario que suena más orwelliano:
Norah O’Donnell, la otra moderadora del debate, le pregunta a Vance, después de que Walz se refiriera a una propuesta del Proyecto 2025 para recopilar más datos sobre abortos:
“¿Crearás una agencia federal de monitoreo del embarazo?”.
El giro más resbaladizo:
Vance, cambiando la pregunta del monitoreo del embarazo para hablar sobre el aborto.
“Quiero que nosotros, como Partido Republicano, seamos pro-familia en el sentido más completo de la palabra. Quiero que apoyemos los tratamientos de fertilidad. Quiero que facilitemos a las mamás el poder tener bebés. Quiero que sea más fácil para las familias jóvenes pagar una casa para que puedan pagar un lugar para criar a esa familia. Creo que hay mucho que podemos hacer en el frente de las políticas públicas simplemente para darles más opciones a las mujeres”.
La frase más eficaz para callar a los candidatos:
Brennan, durante un intercambio particularmente acalorado sobre la inmigración.
“Señores, el público no puede oírlos”, les informó, “porque sus micrófonos están cortados”.