Desde que ChatGPT -y otros chatbots con IA Generativa- empezaron a masificarse, en todo el mundo se viene hablando sobre la posibilidad de que estos sistemas -que manejan el lenguaje natural- puedan actuar como psicólogos.
Pero nunca como ahora esa opción se ve tan cerca, como pasa tras la publicación de un paper científico que, por primera vez, muestra resultados positivos en el tratamiento de depresión, ansiedad o riesgo de desarrollar trastornos alimentarios.
La investigación fue hecha por especialistas de la Universidad Dartmouth (EE.UU.), quienes desde 2019 vienen desarrollando el “chatbot psicólogo” Therabot y ahora lo probaron, en un ensayo clínico, durante 8 semanas con 210 participantes con esos síntomas de salud mental.
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Así funciona Therabot, el primer “chatbot psicólogo” con evidencia científica
Casi la mitad de ellos tuvo acceso a Therabot, y un grupo de control no. Con el bot, los participantes con depresión experimentaron una reducción del 51% en los síntomas; los que tenían ansiedad, 31%; y a los que tenían riesgo de trastornos alimentarios les bajó 19% las preocupaciones sobre su imagen corporal y peso.
Estos logros se obtuvieron en unas 8 horas de tratamiento, la mitad de las 16 horas que lleva conseguirlos en ensayos aleatorios hechos por terapeutas humanos, señalaron los autores del paper, que fue publicado en la revista especializada New England Journal of Medicine.
“He estado trabajando en terapias digitales durante mucho tiempo, y nunca he visto niveles de compromiso prolongados y sostenidos a este nivel”, dijo -entusiasmado- Nick Jacobson, profesor de ciencia de datos biomédicos y psiquiatría de la Universidad de Dartmouth, que dirigió el ensayo clínico junto a Michael Heinz.
Desde esa universidad señalaron que la terapia puede servir como un complemento a los terapeutas humanos en los servicios de salud pública que no dan abasto para abastecer a todos los pacientes.
El hallazgo abre la puerta a dos reflexiones. La primera es que, si bien esta es la primera vez que una “terapia artificial” pasa una prueba científica, el mercado se va poblando de productos similares no basados en evidencia. Y, mientras no exista una regulación de organismos como la FDA en EE.UU. o el Anmat en la Argentina, es un peligro que se difunda este tipo de abordajes terapéuticos. También se abre una señal de atención acerca del manejo de los datos personales.
Lo segundo es una pregunta relacionada al vínculo entre el psicólogo y su paciente, lo que en la jerga se conoce como la “transferencia”. La pregunta es si realmente se puede avanzar en una terapia psicológica eficiente sin la presencia de una conexión humana. Lástima que no estén Freud ni Lacan para preguntárselo.