Tic, tac, tic, tac… Para los hinchas, las horas previas a los partidos se viven a puro nervio, son como un viaje imaginario a bordo de la ansiedad yendo del peor escenario al más absurdo optimismo. Esas emociones se multiplican antes de una final y de un clásico, o como en este caso, a horas del debut de Boca en el Mundial de Clubes.
El Xeneize se juega todo contra Benfica este lunes desde las 19 (hora argentina) en el Hard Rock Stadium, por la continuidad del Grupo C, que ya tuvo el histórico 10-0 del Bayern Múnich contra Auckland City.
Lo bueno de Miami es que ofrece diferentes opciones para distraerse y una de ellas es el shopping, de las favoritas entre los turistas argentinos siempre, y que no podía faltar en estas semanas de fútbol y pasión lejos de casa, con el torneo de los 32 equipos organizado por la FIFA.
Boca también copó el shopping de Miami
Una pasadita por el Sawgrass Mills, el outlet de una planta más grande de los Estados Unidos, vuelve a mostrar ese ir y venir de camisetas bosteras, pero en este caso cargando bolsas, valijas y carritos, apurando el paso con tal de ver todo y no perderse ninguna oferta. Spolier alert: será imposible porque no alcanza un solo día.
El Sawgrass, inaugurado en 1990, es un paseo interminable conformado por 220 mil kilómetros cuadrados de superficie cubierta (unas 30 canchas de fútbol) y más de 350 locales, con marcas de lujo pero también de las más conocidas. Un dato es elocuente: lo visitan 21 millones de turistas por año, muchos de ellos argentinos, en un amor que nació con el uno a uno menemista y se mantuvo gracias a los boomerang cambiarios.
Si se lo mira desde el cielo, el diseño del lugar imita la forma de un cocodrilo, animal que está también en su logo, y que es característico de esta región pantanosa y con humedales a la que se conoce como Everglades.
Allí estuvo Boca, arrasando los locales de ropa, especialmente el de Adidas, la empresa que viste al equipo de Russo. «Conseguimos zapatillas a 30 dólares, mallas a 15 y remeras a 10″, cuentan sorprendidos Patricia y Luciano, madre e hijo que viajaron a Miami con su familia y se escaparon solos bien temprano para renovar el placard y, de paso, comprarle un regaló a papá.
La fiebre de Boca llegó al outlet más popular de Miami. Foto: Fernando de la Orden / Enviado Especial Claro, por el Día del Padre, hay ofertas que se aplican recién cuando se llega a la caja. Se consigue de todo menos una cosa: la camiseta de Boca. «Reponemos todo el stock exhibido cada tres días pero no duran ni uno», explica un vendedor, sorprendido por la invasión xeneize.
Siempre con River en la mira
A falta de la camiseta de Boca, sea la nueva o la vieja, muchos optan por llevarse la de los Tigres de México, azul y con una franja amarilla, que está a 29 dólares. Y el que no la compra la usa para tapar el perchero que muestra las de River.
A propósito de River, Fabián es chileno e hincha del Colo-Colo pero este día trabaja en el local de Adidas luciendo la camiseta del equipo de Gallardo porque le pareció divertido. «Me gusta el fútbol y quise ponerle un poco de color. Me dicen de todo, ‘gallina’, saltan y cantan ‘el que no salta se fue a la B», es todo con buena onda’, explica. Dice además que tratará de ir al partido contra Benfica pero con la de Boca.
Fernando, de Ramos Mejía, lleva la carry on que trajo en el avión y ni se acuerda cuánto pagó las cosas pero recalca que «estaban baratísimas». Su cabeza está en modo Boca: «Escuché que el Bayern ganó 10-0, vamos a tener que ganarle al Benfica», dice con cierta preocupación.
Uno de los outlet más populares de Miami se tiñó de azul y amarillo. Foto: Fernando de la Orden / Enviado Especial Papá Leonel y su hija Camila, de San Vicente, provincia de Buenos Aires, parecen cancheros en esto de aprovechar ofertas. Avisan por ejemplo que en North Face hay camperas rebajadas de 200 a 80 dólares. Pero si de números se trata, hay uno que los obsesiona: «Mañana ganamos 1-0, justito, justito…».
En Levi´s los jeans de hombre se consiguen a 70 dólares pero llevando dos el segundo se paga la mitad. Bruno, el único de Benfica entre tanto hincha de Boca, sale con su bolsa acartonada. Viajó a Miami para casarse y de paso irá al partido. Está confiado en una victoria y darle una buena despedida a Di María.
Son las tres de la tarde y falta un rato largo para que esta mole cierre sus puertas pero hay camisetas de Boca que parten hacia la salida, rumbo al parking, en busca de sus autos alquilados.
