sábado, abril 26, 2025
spot_img

TAMBIÉN ES IMPORTANTE

Related Posts

Martín Caparrós toma la voz de Martín Fierro para contar, con rima, la vida de José Hernández



Aquí me pongo a contar / la historia que no quisiera, / la de esa culebra artera / que por contar una historia / me se robó la memoria, / me la cambió toda entera.

Se llamaba José Hernández, / aunque también se llamaba / Pueyrredón, porque alardeaba / de ser un hombre de abajo / y era rico pa’l carajo / más que la reina de Saba.

Su familia era de aquellas / que asaltaron nuestras tierras: / pampas, ríos, bosques, sierras, / todito se lo quedaron / y así nomás lo alambraron / para dejarnos ajuera.

Era bruto espanto verlos: / llegaban con sus soldados / y un papel muy resellado / que decía que eran suyos / esos campos, nuestros yuyos, / nuestro mundo tan amado.

Y había que salir de raje / porque si no te escapabas / ahí mismo te reclutaban / para matarte a trabajo: / de sol a sol en el tajo / por un sueldito de babas.

Era triste andar así, / escapando y escapando; / era triste andar rajando / de nuestro propio lugar: / no saber ande rumbear / si todo lo iban robando.

Así vivimos un tiempo / que se hizo largo, esos años, / tanto gaucho sin rebaño, / tanta china sin comida, / rebuscándose la vida / a fuerza de maña y daño.

Unos se hicieron matreros, / robaban por los caminos; / otros, pobres, sin destino, / se ahogaron en la limeta, / traga y traga, meta y meta, / se hundieron como cochinos.

Otros andaban por ahi / ofreciendo sus servicios; / ni para pagar los vicios / les daba lo que cobraban / y eso que se deslomaban / pa’ sacar su beneficio.

Eran como almas en pena: / no podían tener esposa, / rancho, lecho, poncho, losa; / solo su pingo, el apero / y un cuchillo choricero / para defender sus cosas.

Iban de acá para allá, / no tenían dónde parar, / dormían en ese hogar / que son la luna y el cielo; / ningún suelo era su suelo, / ningún solar su solar.

Algunos se resignaron: / se conchabaron y ya / perdieron su libertá. / En vez de gauchos, piones, / los llamaban los patrones: / piones fueron, nada más.

Yo también me resigné, / y me revienta decirlo: / yo soy uno de esos mirlos / que aprendió a vivir en jaula, / aunque después ese maula / me haya enjaulado en su libro.

Tardé, yo sé que tardé: / primero anduve matrero, / después, de puro pajero, / quise hacerme de mujer, / y lo intenté, sin poder / convencerlas, soy sincero.

La verdadera vida de José Hernández (contada por Martín Fierro), Martín Caparrós & Rep (Random House).



Source link

Popular Articles