Tan equivocado como hacer una lectura peronista del no peronismo (y viceversa) es entender las elecciones legislativas de 2025 como si fueran unas elecciones ejecutivas.
La Argentina es un país semiparlamentario desde la reforma constitucional del 1994. Todas las cuestiones importantes pasan por el poder legislativo. No se entiende el odio manifiesto del gobierno que asumió en 2023 hacia el poder legislativo si no se tiene en cuenta que es donde triunfan y claudican milongueras pretensiones (“Mano a mano”, letra del Negro Cele).
Ese «lugar donde están los degenerados fiscales» -según la última definición de Javier Milei- pasa a ser la pista central de la agenda. La cercanía de las elecciones en las 24 provincias desnuda el peso verdadero de cada fuerza, y el gobierno elige el atajo de reemplazar la política por un programa de relaciones públicas montado sobre la presunta popularidad de su gestión de la economía.
Una apuesta a tumba abierta: por falta de política arriesga los logros de la economía, algo esperable en la Argentina, el país del recurso abundante.
El atajo de atacar a enemigos imaginarios
Parte de esa saga publicitaria es la descalificación de enemigos imaginarios como el comunismo –una ficción literaria– o la prensa libre. O quienes, presume Olivos, fueron pesimistas sobre el destino de este gobierno. Es otra fantasía retrospectiva.
Si algo ayuda a este gobierno es la licencia social 2023 en torno a un programa como el que desarrolla este gobierno y que fue sostenido por cuatro de los cinco candidatos presidenciales de la primera vuelta de 2023.
En esto Milei, lejos de ser un outsider, es un campeón del conformismo de la burguesía urbana. Ni con usar lenguaje escatológico ni metiéndose el dedo en la nariz puede convertirse a un conformista de la corporación América en un outsider.
Tampoco está mal: la política es un negocio de representación, no de arrastrar desde una vanguardia iluminada. Parte del programa de relaciones públicas es imponer como importante la métrica del resultado numérico de cada candidato de manera que se traduzca en el escrutinio final en un rol de ganadores y perdedores.
Pero es una elección parlamentaria, y lo que importa es qué legislatura se integrará con la sumatoria de las listas que compiten. De ese resultado saldrá el poder de cada partido, cada alianza y, mirando hacia adelante, la suerte que podrá tener en la elección ejecutiva de 2027.
Ganar es armar mayorías
Para ilustrarlo según los espejismos que alimentan las encuestas de intención de voto de esta semana de cara a las elecciones del 18 de mayo en CABA: ¿qué importa más, 1) si en el resultado el peronismo del radical Leandro Santoro sacó más votos por sobre todos los demás, o 2) cuántos legisladores puede juntar en la nueva legislatura el espectro del centro derecha que fue de Cambiemos?
Las seis listas en las que se divide ese electorado suman, en encuestas, 57% de los votos. Como en el orden nacional, en los distritos subnacionales también el resultado importa más por la capacidad de armar mayorías en las legislaturas que por el brillo que pueda tener la noticia de que alguien saca un voto más que otro. Esto sería decisivo en una elección ejecutiva.
El gobierno nacional busca nacionalizar las elecciones locales para instalar que la contradicción fundamental es Milei o Cristina. Algo que ya no ocurrió en Santa Fe. Ese intento peligra en CABA si la pelea es peronismo vs. macrismo. Salvo en el Chaco, los cierres provinciales no han colocado a La Liberad Avanza en lugares competitivos.
Luz verde a las reelecciones
La naturaleza parlamentaria de estas elecciones alcanza relieve esta semana en la provincia de Buenos Aires. El Senado del distrito va al recinto para derogar la ley que impide la reelección indefinida de los legisladores provinciales.
Esa norma tiene los votos necesarios para convertirse en ley en una sesión espejo en la Cámara de Diputados. Limitar los mandatos legislativos fue una idea extravagante de María Eugenia Vidal y de Sergio Massa, dos ejemplos de políticos en retro carrera -son hoy menos de lo que fueron antes, gobernadora y jefe de gabinete nacional, respectivamente-.
Era una norma con nombre y apellido para dejar fuera de juego a algunos adversarios, con el argumento de que esa eternidad en los cargos era la causa de mayores males.
El principal motor de todo político es eternizarse en el poder, pero moralizar sobre esto aparta a la provincia de Buenos Aires del resto del mundo. No hay casi países importantes que tengan esa restricción; no la tienen Estados Unidos, España, Gran Bretaña, Italia, ni tampoco la mayoría de las provincias argentinas.
En Estados Unidos «Ted» Kennedy fue senador durante 47 años sin que se le corriese el rimmel. En Gran bretaña, Churchill llegó a ser en 1959 el «Father of the House», el parlamentario con más años en servicio. Si no hubiera sido legislador desde 1900 hasta 1964 quizás los aliados no hubieran derrotado al Eje en la Segunda Guerra Mundial.
Axel: » – Estamos rotos y sin retorno»
El proyecto tiene el apoyo del peronismo y del sector de La Libertad Avanza «blue», que tienen los votos para sacar la ley que impugnan el PRO y la UCR. La reforma es parte de la principal novedad que aporta Axel Kicillof: ofrece en la góndola un peronismo sin Cristina.
Lo presentó en la reunión con Federico Storani el lunes en la cervecería «La Plata» de la capital provincial. Interesa ponerle la lupa a esa cita porque Kicillof no suele verbalizar sus decisiones con claridad. Esta vez fue directo ante el exdiputado radical: » – Estamos rotos y sin retorno con Cristina y el cristinismo. No me dejan gobernar en paz, me hacen la vida imposible. Cristina no acepta ningún liderazgo nuevo. Y si no rompo ahora, no lo voy a hacer nunca».
¿Para qué lo llamó a Freddy? Para invitarlo a integrar un frente anti-Milei que lanzará en los próximos días. Axel se extendió casi por una hora sobre el armado de ese frente, sobre la base de diez partidos que lo apoyan, en cabeza de dos de ellos. Uno es el Frente Grande que preside Mario Secco, intendente de Ensenada, y Unión Popular, de Claudio Lozano.
Ahora no es aún ahora
Storani escuchó y pudo decir que lo llamen de nuevo cuando rompan. El “ahora” es en la gramática de Axel un adverbio de elasticidad incierta. “- Tengo que asegurar la gobernabilidad en los dos años que vienen”.
Esa necesidad posterga los plazos, convencido como está el peronismo de asegurar la unidad, su principal ventaja competitiva ante el fragmentado no peronismo.
Esto demora cualquier ritual cismático que signifique trasladar la pelea en la cúpula hacia un electorado que está unido desde 2019, año del regreso de Sergio Massa al redil cristinista.
Es lo mismo que ensaya en CABA Jorge Macri, que ha desacoplado de su coalición a la UCR, pero mantiene los compromisos con las tribus radicales de Martín Lousteau y Daniel Angelici.
Les mantienen las áreas de cogobierno a cambio de que la marca UCR vaya con una candidatura testimonial como la de Lula Levy. Con la gobernabilidad no se juega.
Radicales empatados
Storani cree que los intentos de sus correligionarios de la UCR y del PRO de reconstruir Juntos por el Cambio en la provincia de Buenos Aires implican arrojarse en brazos del mileísmo. Freddy integra el sector que fue a elecciones internas por la conducción del partido.
La disputa se judicializó y hubo una amenaza del Comité Nacional, que conduce Martín Lousteau (sector que integra Storani), de intervenir el partido en el distrito. El Comité Provincia, que preside el contradictor Maxi Abad, reunió a su militancia en Mar del Plata y avanzó en un acuerdo para una conducción colegiada del partido, integrada por 5 miembros de cada sector. No se conocen aún los nombres de quienes integrarán ese comité.
Storani: Axel quiso que se sepa
La reunión con Storani la gestionó, a pedido de Axel, Julio Alak, intendente de La Plata y ex compañero de estudios de Freddy. Axel pidió, además, que hubiera una foto. Freddy negoció que, entonces, no fuera en la Casa de Gobierno sino en un lugar público.
No estuvieron solos. Axel fue con Alak y Freddy con el exdiputado Alejandro Echegaray. Axel no le avisó a nadie. Uno de sus ministros que suele pispear la agenda del gobernador se inquietó al ver anotado un compromiso tan inusual. «- ¿Y esto qué es?», se interesó. “Lo que es”, le respondieron. «- Axel quiere que se sepa».
Camaño, reelección para un récord
La restricción a las reelecciones no existe en el orden nacional. Eso habilita a que haya casos de larga continuidad legislativa. El récord lo tiene Graciela Camaño, hoy fuera de la Cámara de Diputados, en donde fue elegida por ocho mandatos.
Es la legisladora que más tiempo estuvo en el Congreso, superando la marca que tenía Victorino de la Plaza, que desempeñó siete mandatos. Durante sus años en el Congreso ganó prestigio y centralidad en debates clave, como la reglamentación de la cláusula transitoria 8ª de la Constitución reformada en 1994 sobre la legislación delegada preexistente (art. 76°).
Es la norma que convierte a la Argentina en un país semiparlamentario. Camaño en estas horas discute con sectores del peronismo no cristinista de Buenos Aires para volver a ser candidata a una banca. Mantiene conversaciones con dirigentes que buscan ampliar ese sector, como Emilio Monzó.
Schiaretti más popular que Milei
Camaño también mantiene entendimientos con el sector de Juan Schiaretti. El ex gobernador de Córdoba tiene en carpeta el proyecto de encabezar una lista de diputados. Tiene encuestas que lo muestran con una popularidad superior a la de Milei en su distrito (3% arriba).
La decisión de competir depende de los cierres de otras listas, porque le atribuyen la decisión de competir solo si le aseguran que puede salir primero en Córdoba. Arriesgar el capital político, que es también el de su sucesor Martín Llaryora, para salir segundo no es negocio para ninguno de los dos.
Hizo una buena elección presidencial en 2023 y buscará, si es diputado, encabezar un proyecto como el que amagó lanzar entre 2017 y 2018 junto a Miguel Pichetto, Massa, Juan Urtubey y Roberto Lavagna. Si gana Córdoba puede intentar un armado nacional que lidere el espectro del peronismo no K.
Locro, empanadas y otro lanzamiento
Graciela Camaño estuvo el jueves en la celebración del día del trabajador del sindicato gastronómico de CABA que conduce Dante Camaño.
Fue la reunión política más importante de la semana, que sentó en la misma mesa al presidente Ramón Puerta y al candidato macrista por la Capital Hernán Lombardi, César Torres, secretario de Gobierno de Jorge Macri y jefe de campaña del PRO, Gastón Juan, titular de Encuentro Federal (Pichetto conducción) en CABA, y el empresario Carlos Spadone.
Entre empanadas y locro el sindicalista lanzó su candidatura al cargo de secretario nacional del sindicato. Le disputará el cargo a su ex cuñado Luis Barrionuevo. Será en diciembre, por la lista «gris». Le preguntaron a Dante por qué «gris».
Explicó que es en homenaje al día nublado del 12 de junio de 1974, el de la última aparición de Juan Perón con el mítico gabán de cuadrillé gris con solapas de terciopelo. Esa despedida la repitió el papa Bergoglio cuando fue a la plaza de San Pedro a bendecir la Semana Santa pocas horas ante de morir. Una despedida peronista.