“Quiero ser una chica Almodóvar / Como Maura, Victoria Abril”, cantaba el cantautor Joaquín Sabina en 1992. La canción era una oda a Pedro Almodóvar, que ya entonces era un maestro de las relaciones cinematográficas apasionadas, a menudo protagonizadas por desafiantes mujeres enamoradas.
A lo largo de 45 años, numerosas actrices han compartido ese deseo de formar parte de su universo audazmente saturado, donde la desesperación y la euforia, el sexo y la violencia, la ternura y el odio intenso ocupan a menudo el mismo fotograma. “Es un club en el que me encanta estar”, dijo Julianne Moore en una entrevista.
Film at Lincoln Center celebró ese legado el lunes 28 de abril con su máximo galardón, el Premio Chaplin, en una gala en la que entre los presentadores estuvieron Dua Lipa, John Waters y Mikhail Baryshnikov.
“Aunque se reinventa constantemente y no hay dos películas suyas iguales, siempre se puede identificar una película de Pedro con sólo ver un fotograma”, dijo Penélope Cruz, una de sus más fieles colaboradoras. Señaló que las películas de Almodóvar rinden “homenaje a todas las mujeres”.
Cruz y Moore fueron algunas de las nueve actrices que hablaron conmigo sobre su trabajo con el director y lo definieron como un colaborador preciso y único. Esto es lo que dijeron:

Julianne Moore
La habitación de al lado (2024)
La primera vez que Moore entró al departamento de Almodóvar para un ensayo de La habitación de al lado, quedó boquiabierta. Vio allí casi todos los objetos y todos los matices de una de sus películas. Moore describió esto como “narración física”, porque el drama humano que él hacía aparecer también se materializaba en los llamativos decorados y el vestuario.
Al principio supuso que lo que veía en pantalla era algo español. “El mío era un pensamiento inculto,” dijo. “Yo pensaba: ‘Así debe de ser España, y eso es lo que está expresando’”. Pero una vez que empezó a trabajar con él, «me di cuenta de que no, de que esto era completamente intrínseco a Pedro. Así es como ve el mundo. Ese sentido levemente elevado de sus historias, los colores, la composición, la energía y la belleza, todo eso es Pedro», dijo Moore. La actriz recordó que se sorprendió al verse con un sweater de cuello alto rojo durante una escena, mientras Swinton vestía de verde brillante. «Me dije: ‘Dios mío, acabamos de entrar en una película de Almodóvar. Estamos en ella'».

Tilda Swinton
Colaborar con Almodóvar por primera vez en el cortometraje La voz humana le exigió a Swinton cierta adaptación, porque el director era muy preciso en su intención. “Quiere que sigas las marcas en el piso, pero también quiere encanto”, dijo. “El reto es cómo dar la forma que él quiere pero sin dejar de tomarlo por sorpresa”.
Swinton recordó un momento en La voz humana en el que Almodóvar, al que definió como un “cineasta romántico”, le indicó que se pusiera de pie de forma dramática. «Pensé: ‘Bueno, ¿me pongo de pie?’ Y enseguida me di cuenta: ‘Me voy a parar allí porque es lo que voy a hacer. No hay duda’. Él literalmente informa tu emoción. No te dice: ‘Yo quiero esta forma, pero encuéntrala tú misma’. Te está diciendo: ‘Esta persona, en ese momento, tiene tanta emoción que se levanta con ese gesto muy dramático’, algo que no me sale naturalmente a mí, que soy una escocesa muy blanca y pelirroja».

Julieta Serrano
Serrano, una experimentada actriz, ganó un Premio Goya –el equivalente español del Oscar– por su papel basado en la madre de Almodóvar en la semiautobiográfica Dolor y gloria. A pesar de la importancia del papel, el director no especificó cómo retratar la incisiva figura materna. “Eso fue liberador para mí”, dijo. “Interpretar personajes basados en personas reales puede ser difícil, pero la brillantez de Pedro fue permitirnos transmitir mucha verdad sin pensar en si nos parecíamos a las personas reales o no”.
Pero lo que Serrano, que también interpretó a la esposa traicionada y armada con pistolas de Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), más aprecia de Almodóvar es la forma en que extrae patetismo de la comedia. “Tiene una imaginación prodigiosa y un sentido del humor que profundiza en la condición humana”, explicó. “A través de la risa, resalta lo bueno, lo malo y lo ridículo que hay en nosotros”.

Elena Anaya
La piel que habito (2011)
Anaya, que tuvo un papel complicado en La piel que habito, cree que todos los directores que escriben sus propios guiones se sienten emocionalmente afectados cuando ven por primera vez a los actores convertirse en los personajes que imaginaron. Pero ese sentimiento es aún más intenso para Almodóvar, dijo Anaya.
“Pedro habla de los personajes como si fueran personas con las que ha convivido durante años, personas a las que conoce muy de cerca, a las que quiere y defiende independientemente del papel que tengan en sus historias”, dijo. Para ayudar al actor a invocar la interpretación que busca, explicó Anaya, le da notas precisas durante los ensayos en el set. “Establece los puntos exactos que quiere que no sólo alcances, sino que superes”, dijo. “Todo lo que recibes de Pedro es puro alimento para un artista”.

Penélope Cruz
Aunque Cruz había interpretado pequeños papeles en las películas de Almodóvar de fines de los 90 Carne viva y Todo sobre mi madre, fue encarnar a una mujer que se reencuentra inesperadamente con su madre distanciada en Volver lo que fortaleció su vínculo creativo y personal con Almodóvar. “Todas las tardes, antes del rodaje, paseábamos por los pueblos y él me contaba cosas de su infancia en La Mancha”, una región del centro de España”, dijo. “Esa película nos unió de verdad”.
Pero pese a la profunda confianza que hay entre los dos, sigue habiendo un “miedo sano” en su relación de trabajo. “Nunca voy al rodaje pensando: ‘Oh, estoy trabajando con mi amigo, puedo relajarme’. No, no, no», dijo. “Él pone la vara muy alta y eso me motiva. Es una sensación muy adictiva”.
Y sin embargo, dijo Cruz, los dos se comunican casi telepáticamente en ese punto. “Cuando llega al set, le echo una mirada y ya sé si ha dormido bien o no, si está de buen humor, si está preocupado, si está contento”, añadió.
«Y creo que él puede hacer lo mismo conmigo. No puedo engañarle, ni en el set ni en nuestra relación personal”.

Leonor Watling
Para interpretar a una mujer que pasa casi toda Hable con ella en coma, Watling practicó yoga y ballet clásico durante meses antes del rodaje. “Me dijo: ‘Voy a ofrecerte un papel muy extraño y quiero que lo leas con atención, porque no quiero que estés muerta. Quiero que seas una presencia muy viva estando completamente quieta’”.
Watling recordó que Almodóvar dirigía el monólogo interior de su personaje mientras ella estaba inmóvil en la cama, con los ojos cerrados. “Me decía: ‘Ahora estás pensando que caminas por un campo lleno de hojas y que las hojas hacen ruido’. No quería que me quedara ahí tumbada”. Aunque ahora puede reírse de ello, la actriz reconoció que fue difícil para su ego aceptar que su primer papel con Almodóvar fuera tan silencioso. “Pedro siempre me ha hecho sentir mucho cariño y aprecio por lo que hice en Hable con ella”, dijo. “Él entiende lo difícil que fue para mí hacerlo”.

Cecilia Roth
Todo sobre mi madre (1999)
Después de rodar la película premiada con un Oscar Todo sobre mi madre, en la que interpretaba a una mujer cuyo hijo muere trágicamente, Roth le preguntó a Almodóvar si creía que su actuación habría sido diferente si su propio hijo hubiera nacido antes de que rodaran la película. “Pedro me dijo literalmente: ‘Hasta un camionero alemán es madre’”, recordó. “Él cree que no importa si tenés un hijo o no. Todos los que hemos tenido una madre también llevamos dentro el sentimiento de la maternidad”.
Roth dijo que el director conoce los sentimientos precisos de sus actores y se esfuerza por hacerlos aflorar a través de los personajes. “Pedro sabe más de vos que vos misma, eso te lo aseguro”, señaló. Roth recuerda que se sentó junto a Almodóvar en la gala de los Oscar de 2000 y tuvo que ir al baño justo antes de que se anunciara la categoría de lengua extranjera. Recordó, riendo, que el director, agitado, le dijo: “¡Contigo siempre pasa lo mismo!” Pero ella llegó a tiempo para escuchar a Cruz presentar el Oscar por su película. “Como todo con Pedro, aquella noche fue una aventura”, dijo Roth.

Rossy de Palma
La flor de mi secreto (1996)
Siempre memorable, de Palma ha animado ocho películas de Almodóvar. Para La flor de mi secreto, dijo, el director se inspiró mucho en las mujeres de su propia familia para las escenas hilarantemente combativas entre la hija y la madre que interpretaron ella y Chus Lampreave.
“Muchas de las frases que decía Chus eran típicas” de la madre de Almodóvar, dijo, describiendo a la matriarca real como la “guionista suprema”, dada su influencia en la obra de su hijo.
De Palma señaló que adoraba a las heroínas de Almodóvar que no estaban cargadas de culpa. No hay “un sentido kármico de merecer lo que te haya pasado”, dijo. “Por traumáticos que sean los hechos ocurridos, tienes la capacidad de resurgir de las cenizas como un ave fénix y decir: ‘Bueno, ¿qué hacemos con lo que nos queda?’ Puede haber tragicomedia, como en la vida misma, pero no victimismo».

Marisa Paredes
En el cine de Almodóvar, la imagen que define a Paredes es su desgarradora interpretación con los labios sincronizados del bolero “Piensa en mí” en Tacones lejanos. Paredes recordó que el director adaptó el papel de la cantante de temas sobre el amor no correspondido Becky del Páramo para que incluyera detalles de su vida personal, como ambientar una escena en un teatro donde la actriz actuaba a menudo.
Paredes y Almodóvar formaron una sociedad virtuosa que realzó el melodrama de sus películas. En su última entrevista, semanas antes de su muerte, Paredes habló de su colaboración con ardor. “Para trabajar con Pedro, tienes que tirarte a la piscina con él sin salvavidas. Hay que darle todo y más”, dijo. “Exige mucho, pero, para una actriz como yo, que se centra fundamentalmente en las contradicciones del personaje, un director como Pedro me viene muy bien, y una actriz como yo siempre le ha venido muy bien a Pedro”.
Para Paredes, uno de los talentos más notables de Almodóvar era tener la intuición y la flexibilidad necesarias para aprovechar las ocurrencias imprevistas en el set. Dijo, riendo sutilmente: “Si ve que eso enriquece la situación, lo acepta, porque no tiene casi nada -o mejor dicho, nada- de tonto”.

Traducción: Elisa Carnelli