Tirar las cáscaras de mandarina a la basura es perder una oportunidad. Con solo dejarlas al sol unas horas, estos restos que solemos descartar pueden transformarse en aliados para la salud, la limpieza y hasta la cocina. Un truco casero que combina tradición, cuidado personal y sustentabilidad.
El truco casero de secado al sol permite que las cáscaras conserven su esencia: el aroma cítrico de la fruta se intensifica, se prolonga su duración y se activan propiedades beneficiosas que de otra forma se perderían. Una vez deshidratadas, pueden usarse de múltiples maneras que evitan el desperdicio y reducen el uso de productos artificiales.
Cuando están completamente secas, las cáscaras de mandarina sirven para preparar una infusión digestiva, suave y naturalmente dulce. Basta con hervir unos trozos en agua durante algunos minutos para obtener un té que ayuda a aliviar molestias estomacales y aporta un efecto relajante ideal para cerrar el día.
También se pueden colocar las cáscaras de este fruto cítrico en pequeñas bolsitas de tela y distribuir en placares, cajones o el interior del auto. Su aroma fresco y persistente ayuda a mantener los ambientes perfumados y, al mismo tiempo, funciona como repelente natural contra insectos. Otra alternativa es usarlas dentro de difusores de calor, logrando una fragancia envolvente sin necesidad de aerosoles comerciales.
Además, se pueden aprovechar así:
Cuando se muelen, las cáscaras secas pueden mezclarse con ingredientes como miel o yogur para crear una mascarilla exfoliante. Esta mezcla remueve impurezas y células muertas, dejando la piel suave y luminosa sin recurrir a productos con químicos.
Utilizar las cáscaras de tus mandarinas funciona como un recurso económico y natural para quienes eligen rutinas de belleza caseras. En la cocina, el polvo de cáscara de mandarina es un ingrediente inesperado pero muy útil.
Aporta un sabor cítrico y ligeramente dulce que realza tortas, budines, salsas, marinadas, carnes y hasta platos con arroz. Combinado con especias como clavo de olor o canela, logra un perfil aromático ideal para recetas otoñales o invernales.
